Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

lunes, 25 de mayo de 2009

Diario geopolítico / Colin Powell, al ataque y Obiang investigado

Buenas noticias. Colin Powell, el general y ex secretario de Estado de Bush padre ha vuelto a insistir: votó por el presidente Obama pese a ser republicano y, sigue apoyando al presidente del partido rival al suyo pese al cierre de Guantánamo y de la prohibición de las torturas precisamente porque cree que es lo que hay que hacer. Dicho lo cual añade: "Sigo siendo republicano", para que quede claro que si vota a Obama es porque el ser republicano no le ha impedido en los últimos 50 años votar por la persona que ha considerado más capaz e idónea para su país. Su mensaje es para los Cheney que quizás se hacían ilusiones de poder librarse del debate interno que él plantea para que el partido republicano de un golpe de timón que lo aleje del rumbo tomado con Bush hijo. Por el momento, nadie en el Partido Republicano ha abucheado a Powell, ni le ha acusado de traidor, ni le ha amenazado con expulsarle por apartarse de lo que dicen los jefes. Un buen ejemplo para los inquisidores de la plaza de Vista Alegre...

Pero la mejor noticia es que la fiscalía española ha pedido que se investigue a Obiang en España por blanqueo del dinero que le roba a su pueblo. No sólo porque ya era hora de meterle el diente a un sátrapa que martiriza a su gente y la mata literalmente de hambre mientras su hijo colecciona coches deportivos de mínimo un euro por ejemplar, sino por el buen nombre y salud de nuestra justicia.

No está bien que unos jueces que se llenan la boca con lo de la justicia internacional, y quieran ajustar cuentas a los genocidas y torturadores de medio mundo miren hacia otra parte cuando el genocidio y las torturas las cometen los reyes de Marruecos y el dictador Obiang y no, precisamente, porque no se les de la oportunidad. Es más, en el caso de Guinea, en lugar de meter en el trullo al genocida (matar de hambre y enfermedades también es genocidio), acaban metiendo en la cárcel al dirigente opositor exiliado en España. Así fue como Severo Moto se pasó el verano pasado encerrado en la prisión de Navalcarnero y, todavía, sigue sin poder salir de España, sin pasaporte...Es curioso que lo de este paso de los jueces coincida con una serie de hechos y movimientos diplomáticos de los que poco se sabe, incluyendo la visita de Mohamed VI a Obiang no hace mucho...

sábado, 23 de mayo de 2009

DIARIO GEOPOLÍTICO/ Ideología, campaña electoral y un toque de Sáhara

La confrontación ideológica va a ser el eje de la campaña electoral que acaba de comenzar (de forma oficial). Los tertulianos de la mañana en TVE -1 coincidían el jueves en que no es un fenómeno exclusivo en España, que en el resto de Europa también ocurre lo mismo y buscando un mismo fin: movilizar al electorado que, o porque anda bastante desmotivado o con ganas de pataleta, amenaza con rajarse el próximo 7 de junio y hacer novillos en las urnas a lo grande (las encuestas dicen que sólo va a ir el 40%).

En España, ni al PSOE, ni al PP les conviene esta desgana que dice mucho de la decepción general del personal ante su quehacer político (tanto de los unos como de los otros) que nos ha llevado a la burbuja inmobiliaria que, como acaba de admitir el propio ministro Corbacho, es lo que marca nuestra muy superior capacidad de fabrircar parados respecto al resto de economías occidentales. Pero es que, además, el discurso ideológico que crea la ilusión de que “aquí lo que está en juego es la lucha entre el bien y el mal", permite a los partidos mayoritarios arrastrar a sus electores a la lógica del mal menor, de tal forma que esos asuntos que los tienen muy, pero que muy descontentos y decepcionados, se conviertan en secundarios frente a la prioridad que debe tener "la lucha contra el fundamentalismo neoliberal" (versión PSOE) o la derrota de la "izquierda retrógrada negacionista y fracasada" (versión PP).

Como decía Victoria Prego, es la estrategia de los "dos bloques de granito" que impone a la opinión pública una elección entre un bloque u otro, sin opción de matices ni de escape. Una estrategia que los expertos en la caza al voto deben de haber llegado a la conclusión de que les va a ser muy rentable o, de lo contrario, los dos partidos no se habrían tirado con igual entusiasmo a la misma piscina.

Dada la situación, es evidente que la estrategia de la confrontación ideológica tiene grandes atractivos tanto para los dos grandes partidos políticos como para sus respectivos votantes. El discurso de “o tomas lo mío, con todos sus defectos o prepárate para lo que viene con el contrario", elimina el riesgo de críticas internas y desvía la atención del personal, en nombre del bien supremo, de lo realmente importante: la falta de ideas tanto en lo que se refiere a la salida de la crisis como a la política a llevar en Bruselas que impera en ambos lados. Imposible hallar mejor antídoto contra la abstención y el riesgo a que partidos como IU y UPyD acaben cosechando votos a costa del desencanto que cunde en PSOE y PP.

Para los votantes, el burka ideológico que impone la estrategia de los dos trozos de granito ofrece un bálsamo reparador especialmente valorado en tiempos de grandes incertidumbres. Mi amiga Dulce me confesó el otro día, al coincidir a la vuelta del mercado, que su sistema inmunológico ya no tolera ni un informativo más sobre la crisis económica y que ella ha buscado refugio en un buen culebrón, uno de esos en los que resucitan los muertos y hay un prota que se redime al descubrir un hijo en edad militar donde menos se lo esperaba. Los hay también como otro amigo mío, al que la náusea del panorama político (en su caso tiene mucho que ver con lo que está viendo a través del Sáhara) y la situación preERE en lo laboral han convertido en un adicto compulsivo al fútbol.

Pero un buen burka ideológico, como dice mi buen amigo José M. es mucho más que una alternativa al consumo de ansiolíticos: te da un paquete cerrado de certezas absolutas con el que explicar el mundo con la dialéctica del sota, caballo y rey. Uno se coloca el burka ideológico, abraza una fe y todo lo que tenga apariencia de atacar sus dogmas (las indicaciones ya las dará el director espiritual) es fácilmente procesado y rechazado con la etiqueta de quintacolumnista, traición o herejía. La tranquilidad que con ello se gana, no tiene precio.

Por eso yo comprendo (aunque, como la Prego, no lo comparta) lo que enseña este vídeo que he puesto más arriba y que me llegó por Internet y que muestra cómo los militantes que acudieron al mitin de Zapatero en la plaza de toros de Vistalegre (Madrid) con banderas del Polisario fueron rechazados por otros miembros de la misma parroquia. Lo que veo ahí no es la cerrazón del culto al líder como dicen algunos, sino el miedo a descubrir que su paquete de certezas tiene grietas, no vaya a ser que les hagan perder la fe y la ilusión de estar del lado bueno. Para no dudar, lo mejor es no ver.

El problema es que, gracias a ello, un día desde el púlpito nos dirán que Pinochet fue un gran tipo y, para que quede claro que uno es de izquierdas auténtico, habrá que decir Amén.

miércoles, 20 de mayo de 2009

ENFOQUE/ Acción solidaria y política con el Sáhara: ¿son todos los partidos iguales?

Rosa Díez, Mikel Buesa y Fernando Maura en la manifestación del pasado noviembre por el Sáhara, en Madrid. / Foto: © RICARDO AZNAR


A
lguien lo dijo, al acabar la reunión del pasado martes, 4 de mayo, en el Círculo de Bellas Artes en la que el candidato de UPyD para las elecciones europeas del próximo 7 de junio, Fernando Maura, expuso su programa electoral en relación al Sáhara. Esa reunión no había sido como las demás, había tenido algo de especial, dijo esa voz que encontró eco en la de otros asistentes que asintieron de lo más contentos. Y es que esa tarde se habían debatido allí cosas que hace tiempo que están en el aire en este tipo de actos copados por el movimiento de solidaridad por el pueblo saharaui pero que, por h o por b, nunca acaban de salir más allá de corrillos muy reducidos.

Ocurrió en el debate que se estableció entre ponentes y público. Como era de esperar (no iba a haber mejor ocasión que un acto convocado por un partido político en plena campaña electoral), surgieron las referencias y reflexiones sobre la decepcionante actitud que partidos y gobiernos han tenido, desde la vergonzosa huida española del territorio y de sus responsabilidades en 1975. Hubo quien incluso expresó sin tapujos esa desagradable sensación que prolifera en esta gran comunidad de apoyo a la resistencia saharaui de ser objeto de una “continua tomadura de pelo por parte de nuestra clase política de derechas e izquierdas” indistintamente, con esa sensación de impotencia y rabia que lleva acoplada y que acaba inevitablemente trascendiendo las arenas del desierto. Normal, porque la conclusión que cabe recabar de lo que uno ve y oye en relación al Sáhara, es que si la clase política miente y trapichea de forma tan miserable y escandalosa en una cuestión menor (como dicen desde el poder que es ésta), qué no ocurrirá en las mayores.

Otro asunto muy llamativo (al menos en mi opinión) fue el desconcierto y confusión que algunos asistentes expresaron al señalar al divorcio que, últimamente, se está produciendo en el movimiento solidario entre cuestión política y humanitaria. ¿Debe el movimiento de solidaridad con el Sáhara poner énfasis en el aspecto político de la cuestión o centrarse exclusivamente en la cuestión humanitaria? Vaya un dilema, sobre todo si se tiene en cuenta que si hay problema humanitario o violación de derechos humanos en el Sáhara es porque hay un problema político de por medio y muy gordo. Pero, según indicó algún interviniente, en el movimiento de solidaridad empieza a haber ahora incluso quien considera que la acción política afea el bello gesto humanitario que entraña el envío de alimentos, medicinas y lo que se pueda a los refugiados o la acogida de niños saharauis en los programas de vacaciones en paz.

Es sorprendente que este tipo de dudas ni siquiera se conciban cuando se trata de apoyar la causa del pueblo palestino (por poner uno de tantos ejemplos), un asunto que la mayoría del movimiento prosaharaui también lleva a flor de piel aunque, a los palestinos, como bien dice Gloria del Campo, ni les importe la suerte de los saharauis e, incluso, como dice Javier Perote, hasta estén más bien del lado de la monarquía alauita. Pero, como me enseñó mi mamá, los errores ajenos no justifican que respondamos poniéndonos a la misma altura...

Volviendo al Círculo de Bellas Artes: en realidad, lo novedoso no fueron los planteamientos, inquietudes y lamentos, sino el derrotero que pudo tomar el debate que suscitaron. Por ejemplo: al tocar el delicado asunto de la actitud de los gobiernos hacia el pueblo saharaui, José Taboada, Presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS Sahara), advirtió: "Todos han sido iguales: ninguno, cuando ha llegado al poder ha hecho nada por el pueblo saharaui, etc. etc."

Dicho así, en un acto convocado por un partido que está luchando duramente por abrirse hueco ante los intentos de asfixia que le acechan de izquierda y de derecha, podía sonar un “cuidado, que ahora dicen que están con el Sáhara pero si llegasen al poder harían lo mismo que los demás”. En época electoral, el mensaje tiene su aspecto disuasorio si es que a alguien se le ha ocurrido algun forma de castigo, a través del voto, como dicen las encuestan que van a hacer los británicos el próximo día 7 para darle su merecido a todos los chupóbteros de su Parlamento con la abstención, como mínimo.

Pero, la verdad, es que lo de “todos los partidos son iguales”, se ha convertido en un lamento tan recurrente en actos sobre el Sáhara en España que lo anormal en este caso hubiese sido no oírlo. Yo misma por ejemplo, en una conferencia en la Universidad de Valladolid, se lo oí tal cual como lo había dicho Taboada (casi con las mismas palabras) a un señor sentado entre el público que, por cierto, luego me dijeron que tenía alguna responsabilidad en la Asociación de Amigos del Sáhara de esa zona.

A Taboada, de inmediato le contestó el profesor Carlos Ruiz Miguel, experto en Derecho Internacional, que estaba de oyente entre el público y que contestó que lo de "todos han sido iguales, nada", porque “no es lo mismo un Gobierno de UCD que declaró solemnemente en Naciones Unidas que el conflicto sólo se resolverá cuando el pueblo saharaui se pronuncie en referéndum, que un Gobierno de Felipe González que expulsa a los representantes del Frente Polisario de España y firma acuerdos de pesca con Hassán II; o que un Gobierno del PP de Aznar que se opuso en Naciones Unidas a que se aprobase una resolución que abría las puertas a la solución de la autonomía marroquí (el plan Baker I), a un PSOE de Zapatero que, en lugar de unir fuerzas con su Gobierno contra la agresión marroquí con la que Mohamed VI contestó, se puso a favor de la tradicional política de chantaje con la que Marruecos, desde los tiempos de Franco, viene interfiriendo y cortocircuitando la acción diplomática española.

El sentido de la intervención del profesor Ruiz Miguel, era evidente: en primer lugar, recordar que en estos 33 años que viene durando el conflicto sí hubo un momento en que EE UU estuvo dispuesto a apretar el acelerador junto a España para desbloquer el contencioso con el plan Baker II que, aunque no fuese lo ideal (dejaba votar a todos los colonos marroquíes en el territorio, cosa inédita en los procesos de descolonización en los que nunca se vio que se permitiese el voto al colonizador) fue aprobado por el Polisario; segundo, que ese nuevo plan (el llamado Plan Baker II) con el el que el entonces enviado del secretario general de la ONU James Baker rectificó el rumbo promarroquí del primero y puso al alcance de la mano un referéndum que se evaporó con las bombas del 11-M en la estación de Atocha, ocurrió durante el Gobierno de Aznar y que ello no fue por una casualidad; y tercero, que decir que todos “los gobiernos han sido iguales”, sólo tiene un resultado práctico: el de ocultar la gran diferencia que está marcando la política de Zapatero respecto al Sáhara, con un promarroquinismo como nunca hubo en ninguno de los gobiernos que le precedieron. (Todavía no habíamos tenido el bonito y muy diferente viaje del parlamentario del PSOE a las zonas ocupadas).

Como recordó el profesor Ruiz Miguel, a estas alturas de su segundo mandato, Zapatero sigue echándole en cara a Aznar el haber descarrilado las relaciones con Marruecos para destacar una de sus grandes virtudes, la de llevarse bien con Mohamed VI, un monarca feudal que todavía practica un asfixiante absolutismo a tiro de piedra de nuestras fronteras. Lo que no suele contar Zapatero es que esa armonía es a costa, entre otros asuntos, de la política que debería llevar a cabo España para ser de verdad ese adalid del cumplimiento de la legalidad internacional que el PSOE predica con tanto ahínco para los demás, especialmente si quien falta a la Ley es EEUU.

Cabe hacer de ello una importante deducción: si el precio de llevarse bien con Mohamed VI es a costa del pueblo saharaui y de un ridículo internacional (por la vía de la dejación de nuestros compromisos históricos y del obligado cumplimiento de la carta de la ONU), cabe preguntarse qué ocurriría ahora si Sarkozy lograse el bingo de ponerse de acuerdo con Obama en uno de esos toma y daca que son el pan nuestro de cada día en las relaciones internacionales, ofreciéndole a la administración americana algo clave para uno de esos asuntos más prioritarios para EEUU (en Oriente Próximo, por ejemplo) y exigiendo como recompensa un plan Baker I o similar para ese asunto tan prioritario para los intereses galos como es la francofonización del Magreb. Evidentemente, si la respuesta de España (potencia que sigue teniendo palabra sobre el asunto, a pesar de los españoles) corresponde a un Gobierno de Zapatero deseoso de que no le estalle ante las narices un nuevo Perejil, habrá que contar como mínimo con ese silencio administrativo tan valioso para Marruecos como un “sí adelante”.

La conclusión lógica para un veterano en el apoyo al pueblo saharaui bien informado es obvia y circuló entre el público. ¿Qué hacer para que Zapatero y Moratinos no sigan por el feo camino que han tomado? Con una comunidad tan numerosa como la que alimenta el círculo de 35.000 familias que acogen cada año a niños saharauis (y que luego los visitan a sus jaimas en los campamentos), hay evidentemente un amplio abanico de posibilidades. Si la opinión pública española pudo hacer cambiar con sus movilizaciones y su voto la política en Irak, con un tercero de por medio mucho más poderoso y temible que el Marruecos de Mohamed VI como era el EEUU de Bush y Cheney, ¿qué impide que esa comunidad solidaria no le de un buen correctivo a Zapatero y Moratinos?

José Taboada respondió aludiendo a la escasa capacidad de movilización del personal: “¿Manifestaciones? ¿Protestas? Para qué: al final nos vemos allí las caras los mismos de siempre…”

No le falta razón por extraño que parezca. Hay al año una gran manifestación en noviembre para recordar que la transición dejó sin resolver la vergúenza de los acuerdos de Madrid de 1975 pero, si se organizan protestas el resto del año, el panorama es desolador. Es un fenómeno a estudiar porque, los mismos que podrían ir a esas protestas y no van, no se pierden una cuando se trata de Irak o Palestina. Quizás haría falta que les enviasen SMS y “pásalos”. Claro que si sus dirigentes en las asociaciones les siguen asegurando que “todos los partidos son iguales” y contribuyen a que crean que lo correcto es que se queden en casa, concentrados en el asunto humanitario, los SMS y los pásalo de poco iban a servir.


P.D. País Vasco y Sáhara. Edgardo, respecto a tu comentario en la entrada anterior, efectivamente estamos en tiempos difíciles y la primavera tampoco ayuda anímicamente al optimismo. Pero una vez que nos hemos desahogado, ¿qué? Si me permites, yo sugeriría entrar en acción con un recurso de lo más pacífico y a la vez efectivo: un gugueleo rápido o una sesión en biblioteca para darle un mazazo al principal activo del “enemigo”: su capacidad por extender la mentira y la confusión para que no veamos por qué el caso del SÁHARA NADA TIENE QUE VER CON EL CASO DEL PAÍS VASCO. Hacer como que son lo mismo es precisamente lo que pretende el diputado del PP Gustavo de Arístegui (para disuadir a sus votantes de acercarse a los saharauis) y, por ello, ha recibido una medalla de Mohamed VI. Desde el punto de vista del derecho internacional, para empezar, el asunto del Sáhara está incluido en los dossieres de descolonización, como lo fue en su tiempo Argelia o Mauritania. Algo que, evidentemente, nunca ocurrió con el País Vasco. Tampoco hay ni una sola resolución de la ONU que reconozca el derecho de la autodeterminación del pueblo vasco mientras, en cambio, las que se lo reconocen al pueblo saharaui desde mediados de los sesenta del siglo pasado se cuentan por docenas. Eso sin contar con la respuesta que le dio en 1975 el Tribunal Internacional de La Haya a la petición que le hizo Marruecos y que no tenía otro objetivo que lograr una revisión del reconocimiento de este derecho: con toda la documentación que Rabat aportó para intentar probar que la comunidad internacional se había equivocado y que el Sáhara había sido parte de Marruecos antes de la llegada de los colonizadores, la alta instancia reiteró las razones históricas sobre las que se habían fundamentado las resoluciones de la ONU, es decir, que el Sáhara fue marroquí.


Yo creía haber incluido un parrafillo sobre el asunto en el artículo que hice hace poco en el GEES sobre similitudes y diferencias entre el caso de Kosovo y el Sáhara pero se ve que al final preferí aligerar. En cualquier caso podría servirte para tener una idea de cómo el poder simula que estas diferencias no son importantes cuando se trata de favorecer a Marruecos a costa de los saharauis, pero en cambio se las toma con papel de fumar cuando afectan a su propia casa (aquí te lo dejo). También hay interesantes artículos de expertos mucho más preparados que yo en la materia del derecho como los profesores Carlos Ruiz Miguel (tiene un blog, por cierto que te recomiendo) y Juan Soroeta Liceras, profesor de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea. Y si no, no te preocupes, que ya volverá a saltar el tema cualquier día de estos porque esta falsa similitud está muy de moda en el argumentario de los propios invasores marroquíes.

miércoles, 13 de mayo de 2009

DIARIO GEOPOLÍTICO/ Promesa "rosa" para el Sáhara


El candidato de UPyD Fernando Maura, ayer, conversando con la saharaui Zahra Ramdan.



El número dos para las elecciones europeas UPyD, Fernando Maura hizo ayer una firme promesa: si logra una silla en el Parlamento Europeo el próximo 7 de junio, visitará el Sáhara, pero no el Sáhara ocupado o el que se circunscribe a los campamentos de refugiados en Tinduf, en territorio argelino, sino ese trozo de desierto donde ondea la bandera de la RASD (República Árabe Democrática Saharaui) y que los marroquíes no lograron incluir en el territorio que ocupan y mantienen cercado con un muro que recorre 1.500 kilómetros de desierto. Maura lo dijo muy clarito: visitará Tifariti, la capital de los territorios liberados. Y, lo que es más importante, no visitará el Sáhara Occidental viajando, como hicieron tres europarlamentarios en enero, desde Marruecos. ¿La razón? Estas fueron sus palabras: “Hacerlo pasando por Marruecos sería claudicar y reconocer una soberanía (sobre el Sáhara) que no acepto”.

He de decir que me sentí muy reconfortada. No es sólo porque, por fin, un partido político se haya fijado en el tema del Sáhara Occidental, como materia a incluir en su programa electoral (y no precisamente despachándola, como otros, con dos líneas); ni por la generosidad que está demostrando al dedicarle recursos humanos y logísticos que son un bien especialmente escaso en el caso de UPyD; ni porque, por lo que he visto y oído, Rosa Díez y su gente se tomen el asunto como algo que va más alla de una cuestión humanitaria y solidaria, calificándolo sin rodeos como el tema “más importante que tiene España en política exterior”, algo que no se le suele ocurrir decir, desde la victoria de Felipe González en 1982, al resto de fuerzas políticas.

Me encanta que, al hablar de esta cuestión, los políticos se salgan del discurso que incide en el “pobrecitos saharauis, dénles una ayudita” con ese tipo de aditamentos que, a pesar de sus buenas intenciones, contribuye a hacer creer al español de a pie que lo del Sáhara es un conflicto menor, un asunto sin importancia, que sólo sigue interesando a unos piraos trasnochados. Como si el gas con el que hacemos el caldo no estuviese estrechamente ligado a la estabilidad de esa parte del Magreb. Por poner un ejemplo (lo del caldo) porque, mira por dónde, ahora mismito tengo uno sobre el fogón.

Pero me ha encantado todavía más comprobar que alguien de aspecto muy serio da importancia a esos pequeños detalles que, en cambio, la misión de la Eurocámara de enero, descuidó. Lo confieso, es un alivio de lo más egoísta: ya no soy la única “pesada” que ve fantasmas, es decir, reconocimiento de soberanía marroquí en esa estrategia disfrazada de buenismo con la que Moratinos (a pesar de la tirria que demuestra continuamente tener a los saharauis) lleva desde el primer mandato de Zapatero erre que erre para que los diputados españoles piquen el anzuelo y vayan a El Aiún a portar su solidaridad a las víctimas de la ocupación. Eso sí, pasando por Rabat y rindiendo pleitesía a Mohamed VI. Puestos a elegir, yo prefiero esa gente que se preocupa de los pequeños detalles. Más aún si están en política.

P.T. (Las razones de Francia). Antonia, he estado pensando en tu comentario (las razones de Francia para apoyar la invasión y anexión marroquí del Sáhara). Así, sin alargarme, yo diría que las mismas que tuvo EEUU para apoyar y alentar golpes de estado en Chile o Guatemala, por ejemplo: la salvaguardia de sus intereses geopolíticos que, en versión francesa, se resumen en la perpetuación de la grandeur que es como llaman los franceses a su imperialismo para que parezca otra cosa que huela a colonia. La diferencia es que en política también se verifica el dicho de que “unos se llevan la fama y otros escardan la lana”. Por ello hay que reconocer a los franceses su extraordinaria habilidad en materia de comunicación y política cultural (en el sentido del control de las élites intelectuales europeas) con la que han logrado convertir el “liberté, egalité y fraternité” en una seña de identidad tan sólida como su industria cosmética. No importa que sus políticos practiquen una política amoral en el Sáhara, o que en el resto del continente africano derriben gobiernos que no convienen a sus intereses, apoyen a caníbales cleptócratas amigos y promuevan acciones desestabilizadores y guerracivilistas con la intervención de sus fuerzas armadas de por medio: la izquierda (y no sólo la española) sigue poniendo los ojos en blanco cuando mira hacia París y, lo que es más increíble, sigue creyendo a pies juntillas que allí se cocina la alternativa a la barbarie del imperio yanki.

jueves, 7 de mayo de 2009

Diario geopolítico/ INCÓGNITAS POR RESPONDER

Hay otro asunto que me parece de los más enigmático en relación al debate en torno a la resolución 1.871 que el Consejo de Seguridad aprobó la semana pasada sobre el Sáhara Occidental.

Hemos quedado en que ha habido un cierto movimiento para que en la ONU avanzasen en el asunto de la vigilancia de los derechos humanos que, aunque se refiera a las dos partes por igual (fuerzas ocupantes marroquíes y situación de los campos de refugiados bajo control del POLISARIO), causa una especial a alergia y rechazo a la diplomacia alauita.

Hemos quedado, también, en que hay un lobby de ONG muy prestigiosas como Human Rights Watch y Amnistía Internacional que han empujado en ese sentido con sus contundentes informes. Y que, además de estas organizaciones, tuvimos la guinda con el informe de esa visita de eurodiputados que el pasado enero voló al Sáhara que está invadido por Marruecos desde 1975. Después de estar allí sobre el terreno, una de las conclusiones de los cuatro participantes en esta misión fue la de que había que pedir a la ONU que diese mandato a los cascos azules estacionados en el Sáhara para que puedan certificar que allí hay un problema de violación de los derechos humanos. Los saharauis, con cierta razón, lo han considerado como una gran hito dentro de la dinámica de silencio y encubrimiento a sus agresores por parte de la comunidad internacional que, hasta ahora, había impedido que la gente de a pie nos diésemos ni siquiera cuenta de que en el Sáhara pasan cosas raras hasta con el mandato de los cascos azules.

Lo que no acabo de entender es por qué los diplomáticos franceses se han puesto de uñas para que no prosperase una propuesta que se supone que su gobierno ha apoyado en Bruselas. (No he encontrado por el momento ninguna noticia que se haga eco de algún veto o beligerancia francesa a la petición del informe de la Eurocámara donde París tiene tanto o más poder que en Nueva York).

No hay ninguna duda sobre cuáles son las razones de la movilización francesa en la ONU contra el asunto Derechos humanos-en-el-Sáhara puesto que, desde 1973, los franceses han sido los más aguerridos impulsores de la anexión marroquí de la colonia española y que lo que quiere Marruecos, Francia lo defiende como si fuese un asunto propio. Lo que extraña es esta parte de su estrategia: ¿No hubiese sido más lógico que los representantes franceses hubiesen puesto el farolillo rojo en Bruselas? Con lo que mandan allí, digo yo, hubiesen tenido más posibilidades de bloquear la petición de modificar el mandato de la ONU y hacerlo en compañía de algún otro miembro de la UE necesitado de alguna contrapartida comercial o económica sin tener que montar el pollo en el Consejo de Seguridad corriendo el riesgo, como les ha ocurrido, de quedarse solos en el frente de rechazo.

Con lo lista que es la diplomacia francesa no me creo que el asunto se les haya escapado por casualidad. En cualquier caso, no dice mucho ni muy bien de la política europea que iniciativas de su propio Parlamento se vean estranguladas en la ONU por uno de los propios miembros de la UE. Voy a mandar unos emilios y hacer alguna llamada a ver si logro alguna aclaración… Continuará.

P.D. En relación con un comentario del Colectivo de la Juventud Saharaui a los que saludo con mucho agradecimiento y cariño: desgraciadamente, hay un periodismo en España que tiene problemas a la hora de hacer su trabajo que no tienen que ver con el corsé ideológico de la derecha ni el de la izquierda. No ocurre sólo con el Sáhara y Guinea. La semana pasada, por poner un ejemplo, Rosa Díez, la líder y diputada de UPyD se quejaba amargamente de que, en plena campaña electoral para las europeas, hubo un extraño vacío en la rueda de prensa en la que su grupo anunció la lista de candidatos para estos comicios y que, los pocos que acudieron (a contar en los dedos de menos de una mano), cuando llegaron a sus redacciones, tampoco sacaron nada en sus respectivos medios. La descripción me recordó el ambiente y resultado de las ruedas de prensa sobre el Sáhara o Guinea.


viernes, 1 de mayo de 2009

Diario geopolítico/ OBAMA DEJA SOLO A "SARKO" EN LA ONU

Curioso. Cuando se habla del proceso de paz del Sáhara lo normal es que los políticos nos inciten a la resignación echándole la culpa de la impunidad con la que Marruecos viola el derecho internacional echándole la culpa a EEUU, al avieso apoyo que el imperialismo yanki le da a la monarquía alauita. Hasta el ministro Moratinos y el diputado del PP Arístegui se han puesto de acuerdo recientemente para machacar sobre la idea de que los saharauis nada tienen que hacer con sus derechos, ni la legalidad internacional, porque EEUU y Francia se han puesto por fin de acuerdo en apoyar la anexión marroquí de su tierra.

Frente al poderío de esta alianza, nos vienen a decir, nada tiene que hacer ya el referéndum que la ONU les prometió a los agredidos a cambio de abandonar las armas. Algo no cuadra, sin embargo. Si tan de acuerdo están Obama y Sarkozy en la cuestión ¿por qué el embajador estadounidense en la ONU dejó ayer solo al embajador francés en el Consejo de Seguridad en descarada y numantina defensa de la postura marroquí?

Vale, era en un asunto secundario en la cuestión, el de que los cascos azules puedan vigilar el respeto de los derechos humanos en el Sáhara algo que, por increíble que parezca, ahora no pueden hacer. Digo, secundario, frente a la organización del referéndum que zanjaría de una vez para siempre la cuestión de acuerdo pero que Marruecos no quiere se haga porque no tiene la certeza de ganarlo. Pero, precisamente: si Obama está tan en sintonía sobre lo de la solución autonómica que exige el rey Mohamed, ¿por qué dejar en evidencia al embajador de Sarko en un asunto mucho menos importante?

Porque eso es lo que ocurrió esta madrugada cuando se discutía el texto de una nueva resolución con el que prorrogar la misión de la ONU en el Sáhara: EEUU no se unió a Francia para rechazar la propuesta con la que Costa Rica y Uganda pidieron modificar el mandato onusiano para que los cascos azules hagan en la ex provincia española lo que normalmente tienen permiso para hacer en el resto de las misiones de paz que proliferan en el mundo.

La embajadora norteamericana Susan Rice tampoco alivió la soledad de su colega francés cuando los diplomáticos de Costa Rica y Uganda limitaron sus pretensiones con otra propuesta que se contentaba con la inclusión en el texto de la resolución de unas palabrejas de lejana referencia al espinoso asunto de los derechos humanos. El embajador francés, de nuevo, tuvo que hacerlo todo solito, sin que desde la representación de EEUU se le echase el más mínimo cable, ese que tan bien le habría venido para poder decir al resto de representantes, tanto si apoyaban a los dos revoltosos, como si estaban indecisos o por el voto en blanco: “En esto no estoy solo”.

Vale que Francia no necesita de EEUU para rechazar cualquier propuesta que no sea del gusto de su satélite magrebí porque es uno de esos cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad con el privilegio de poder vetar cualquier decisión de este órgano con su solo voto. Pero se pongan como se pongan en París y Rabat, no queda nada bien quedar el único en discordia frente al resto de los 14 miembros del Consejo y, si no, que se lo pregunten a Bush hijo. ¿Tanto le había costado a Obama darle una ayudita a Sarko? Mira que si el arranque de soberbia que tuvo el francés en la cumbre del G-20 (todo culpa de la envidia más rabiosa por no ser tan alto como Obama, seguro), le viene bien a los pobres saharauis...

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