Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

lunes, 28 de diciembre de 2009

REFLEXIONES SOBRE EL JUEZ GARZÓN, EL SÁHARA Y GUINEA

Al juez Garzón le están dando las fiestas. Él que sueña todas las noches con el premio Nobel de la Paz por su contribución a un mundo mejor tiene ahora su currículo en entredicho por la peor de las manchas que puede caerle al prestigio de un juez, la prevaricación. Como si a Rafa Nadal o a Alberto Contador les hubiesen pillado con un posible resultado positivo en un control antidopaje.

Por si le faltase algo, además de la cola que trae el asunto de la beca que le dio el Banco de Santander, hoy le tocó salir en los papeles por su estrecha relación con el del chivatazo a ETA, Gómez Benítez, relacionándolo así con un caso que está poniendo en evidencia la mala salud de la que goza la justicia española por su vulnerabilidad ante los caprichos y dictados de los políticos.

Del lío que se ha montado, por el momento, me quedo con lo importante que ha sido para Gómez Benítez ser amigo de Garzón y Rubalcaba, y haberse significado como un abogado muy vinculado al PSOE para ser nombrado miembro del Consejo General del Poder Judicial. De la misma forma que, evidentemente, fue importante para el juez De la Rúa, ser un “íntimo amigo” de Camps y del PP para auparse al cargo de presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV).

Como para extrañarse luego de que se archiven causas que echan humo sin llamar a los bomberos. O de que Garzón, el superjuez de la justicia planetaria, sea capaz de meterse con Pinochet, el presidente Bush o el Gobierno de Israel pero, no se atreviese con Hassán II de Marruecos, no acabe de poner el huevo con Mohamed VI y siga sin tocarle un pelo al tirano Teodoro Obiang.

Oportunidades ha tenido para hacer justicia con los centenares de víctimas de estos tres tiranos que, además de sus crímenes, tienen en común haber gozado de una gran amistad con el PSOE de Felipe González, Moratinos y Zapatero. Pero eso no es una eximente que valga para un superjuez que aspira a un nobel por llevar la justicia adonde nadie se ha atrevido. Lo malo para Garzón es que la justicia, al igual que la santidad, no permite excepciones, ni está sujeta a calendario laboral.

P.D.Tengo que confesar que todavía no tengo del todo dominado el fascinante tema de la guerra del 58 y, en especial, la génesis de la guerrilla del Ejército de Liberación. Pero desde luego, fue un precedente que marcó la política de España y Francia en la región. En cuanto a lo del verbo constatar, reflexionaré sobre la conjugación tomando las uvas. Por cierto, felices fiestas y viva el turrón de Jijona.

martes, 22 de diciembre de 2009

LOS ACUERDOS DE MADRID CABALGAN DE NUEVO


Manifestación por el Sáhara y Aminetu en Madrid, el pasado sábado.

Cada vez que se intenta hacer un ejercicio de memoria histórica sobre el gran escándalo que se fraguó el 14 de noviembre de 1975 (la entrega ilegal que España hizo del Sáhara a Marruecos), siempre hay una voz optimista que jura y perjura que semejante burrada no se hubiese producido en una España democrática como la que ahora disfrutamos. Los hechos, sin embargo, han vuelto a demostrar la gran verdad de aquello que dijo en pleno siglo XVII el gran pensador napolitano Giambattista Vico, lo de las vueltas y revueltas de la historia repitiéndose, con sus errores más burdos a rastras.

Si Marruecos nos impuso su voluntad es porque nos pilló en un momento crítico del comienzo de la Transición... El profesor Calduch lo volvió a señalar, más o menos con estas palabras, en ese debate al que Libertad Digital Televisión tuvo el detalle de invitarme junto a otros ilustres rebeldes con el osado propósito de intentar desempolvar un trozo de la historia que, desgraciadamente, los políticos hacen grandes esfuerzos para que olvidemos. (Digo detalle porque dicen que este medio es muy de derechas y ya vemos la batalla que muchos medios afines al PP han desencadenado para apuntalar la entusiasta entrega promarroquí de Rajoy en relación al Haidargate. Pero en ese programa, unos cuantos dijimos lo que creíamos debíamos decir con el único obstáculo que impone nuestra timidez y falta de práctica.)

Como decía el profesor Calduch, el papá de Mohamed VI, el temible y maquiavélico Hassán II, aprovechó el mejor momento, ese que se produjo con el vacío de poder como dicen algunos, cuando Franco ya no mandaba porque llevaba un tiempo más vivo que muerto y los españoles pendientes de la inminente certificación de su fallecimiento. Un momento delicado, sin duda, mientras el príncipe Juan Carlos tomaba las riendas de verdad tanto de cara al interior como el exterior. No nos olvidemos que la transición española fue examinada por las potencias democráticas, especialmente las de Europa, con una lupa tan exigente casi como la que pone continuos peros a la entrada en la Unión Europea a los turcos a los que ni siquiera se da un estatuto avanzado como en cambio ha recibido el muy demócrata Mohamed VI. Nada que ver con las facilidades que se han dado a muchos recién llegados a la UE de la Europa oriental y balcánica.

Noviembre de 1975 fue el momento ideal para dar el zarpazo a una España débil y entredicho ante la comunidad internacional, no hay quien lo discuta. No pondría en cambio la mano en el fuego para la segunda parte del razonamiento, la que concluye en la feliz hipótesis de que si esa crisis se produjese ahora, no habría acuerdos ilegales con Marruecos. De hecho, menos de una semana después del programa, Moratinos y Zapatero, de la mano de Sarkozy, han vuelto a repetir la jugada de 1975, como una mala copia del original.

La misma estrategia de confusión, la misma batalla semántica para despistar a la opinión pública sobre la cuestión de fondo. De nuevo unos acuerdos de Madrid ilegales que no existen más que para la propaganda marroquí. Ahora, por ejemplo, parece que la clave del entuerto es, como en 1975, si España (potencia administradora del Sáhara según la ONU) ha reconocido la administración marroquí e, incluso, la soberanía de Marruecos (potencia ilegal, según la ONU).

Marruecos y Francia aseguran que en Madrid y París se ha reconocido, a cambio de salvar a Aminetu del suicidio, la administración marroquí sobre el Sáhara. Zapatero y Moratinos dicen que no es verdad, que no es cierto, ni lo de la soberanía, ni lo de la administración.
Sería el colmo que Zapatero, el líder planetario de la legalidad internacional, el que declaró la guerra a Bush al grito de “ante todo, cumplamos con la ONU”, reconociese la soberanía marroquí sin que se apliquen las resoluciones de la ONU para el Sáhara y sin que se celebre el referéndum de autodeterminación que Marruecos impide se lleve a cabo. Ni siquiera los franquistas se atrevieron a ello.

Antonio Carro, ministro de Franco y cerebro de la redacción de los mal llamados e inexistentes acuerdos de Madrid, así de tajante lo dijo al referirse a las negociaciones que condujeron al despropósito que la transición no ha logrado remendar:España no transmitió la soberanía, sino sólo la administración del territorio, como se ha dicho una y mil veces”, dijo el malísimo del enredo al dar la razón de por qué no había podido ir más allá con los seudoacuerdos: porque el Sáhara es un Territorio No Autónomo de acuerdo a derecho, lo que significa que España nunca tuvo la soberanía del Sáhara, como en cambio tiene sobre Cuenca, sino sólo la administración. Y como él dijo, España no podía darle a Marruecos, lo que España nunca había tenido.

¿Traspasaron entonces los franquistas la administración? No, hicieron como que la traspasaban, con una ficción, los acuerdos de Madrid, que el propio enviado de Moratinos a Aminetu, Agustín Santos, dijo que no está vigentes (nunca lo estuvieron). Lo que hicieron los Gobiernos que siguieron a la muerte del dictador, fue ni confirmar (no podían porque incluso esta cesión de la administración nos hubiese situado en un incumplimiento de la legalidad internacional) pero tampoco negar oficialmente. Se estableció así ese limbo jurídico que le ha servido a Marruecos para hacer como que no es un potencia que ocupa de facto pero ilegalmente el Sáhara.
Así que, si miramos bien, ahora volvemos a repetir lo mismo, Decimos que de soberanía nada y, en cuanto a la administración, Zapatero y Moratinos ni niegan ni asienten. Dicen que se han limitado a “constatar” que quien manda en El Aiún es el régimen alauita. Constatar, efectivamente, no es lo mismo que reconocer, es darse cuenta, ¡por fin¡ después de 34 años, que algo está pasando en el Sáhara.

Es el mismo juego ambiguo de las palabras de aquella resolución de la ONU 3458 B que en diciembre de 1975 “tomó nota” de los acuerdos de Madrid que entregaron el Sáhara a su enemigo, como quien dice: “vale, ya que os empeñáis los españoles y marroquíes, me doy por enterado”. Lo cual, no significa que la ONU considerase que esos acuerdos podían ser certificados de acuerdo a derecho. De hecho, la ONU tomó nota, pero siguió reconociendo a España como potencia administradora, reconociendo implícitamente que esos acuerdos de Carro habían sido una tomadura de pelo con la que contentar a Hassán II y despistar a la opinión pública, quizás, pero nada más.

Francia, en esta ocasión, ha hablado mucho más claro que Moratinos. Sarkozy puede permitirse el lujo de mentir, diciendo que Marruecos es la potencia administradora, porque puede cubrirse las espaldas haciéndose el tonto señalando a Moratinos: “Pero si lo ha dicho éste, que representa a España, la potencia que tiene la palabra sobre el asunto”. Pero Zapatero y Moratinos, no pueden ser tan claros precisamente por eso, porque España es la autoridad administradora y ello implica obligaciones legales con el pueblo que tutela ante la comunidad internacional. De nuevo, esa legalidad que llevó a los españoles a echarse a la calle en contra de Aznar y Bush pero que el PSOE y el PP de Rajoy quieren ocultar y tergiversar cuando se trata del Sáhara español.

Por ahora, esta nueva edición de los Acuerdos que nunca existieron sólo sirve para que la prensa de Mohamed haga títulos triunfales, no sirve más que para hacerle un paripé al sultán con el que salvarle la cara ante los suyos del ridículo monumental que ha hecho por culpa de una sola y frágil mujer con mucha determinación y coraje. Pero, dada la andadura que ha tenido hasta ahora el Gobierno de Zapatero con el asunto del Sáhara, lo mismo se ponen a enredar en la ONU para vengarse de los quebraderos de cabeza que tanto coraje les ha costado. Siempre es posible lo peor, y Marruecos, desde 1975, ha movido sus hilos para extorsionar a España y promocionar a su costa una de esas chapuzas que, de vez en cuando, triunfan en la ONU. Allí, al fin y al cabo, las decisiones no las toma un ente puro, sino los estados y quienes los representan.

P. D. Oído cocina, querido profesor Portillo. Nada de olvido ni de relajo, que sólo hemos tomado un poco el aire para oxigenarnos, nos hemos avituallado por si acaso hay que volver a las trincheras, hemos puesto un poco de orden en la retaguardia casera (como si Mohamed hubiese bombardeado), transitado por la mani del sábado para tantear el terreno y una sesión de cine para restablecer la neurona y aquí estamos de nuevo. Como también dice Antònia, ahora no hay que perder de vista las posibles contrapartidas que Mohamed querrá cobrarse por renunciar a matar a Aminetu. Además, hay que recuperar temas que el Haidargate obligó a dejar a un lado, como la nueva farsa electoral en Guinea que Obiang ha consumado con los parabienes de Zapatero y, cómo no, de su amigo Moratinos. Campillo: efectivamente, ha sido lamentable, pero Aminetu ha marcado un antes y un después en la guerra del Sáhara. Gracias Alex/Alejandro por tu indicación, ya subsané el error en el pie de foto. Gracias a todos.

viernes, 18 de diciembre de 2009

QUIÉN TIENE LA RAZÓN: ¿SARKOZY O AMINETU? (Hasta luego, Aminetu)



Aminetu, cuando la entrevisté en Madrid junto a África González (autora de la foto) para Mundo Negro. Le acababan de dar el premio Juan María Bandrés.


Aminetu ha ganado. Ha vuelto a El Aiún, a su casa, y sin aceptar el pasaporte que Moratinos le ofrecía negando implícitamente lo que establece la ONU, que España sigue siendo la autoridad administradora del Sáhara, y que Aminetu no es marroquí. Embarcó en un avión con un salvoconducto español, como debe ser, porque ella no necesita llevar un pasaporte marroquí (como pretendieron colarnos) para viajar desde las islas Canarias (españolas por el momento) y el Territorio No Autónomo y pendiente de descolonización del Sáhara Occidental.

Vuelve a su casa sin doblegarse ni al dolor de la extenuación, ni al rey que le exigía pedir perdón o humillarse pidiendo un nuevo pasaporte marroquí en Canarias en un público reconocimiento por parte del símbolo de la lucha del pueblo saharaui de que Marruecos es algo más que la potencia okupa de una tierra que nadie, ni siquiera Francia, ha podido reconocer le pertenece.

“Esto es un triunfo. Una victoria del derecho internacional, de los derechos humanos, de la justicia internacional y de la causa saharaui", ha dicho Aminetu al despedirse. Por ahora, es así porque su pulso ha obligado a España a una reacción que ha tambaleado ese limbo jurídico con el que la potencia administradora ha hecho dejación, durante 34 años, de sus obligaciones jurídicas (además de históricas y solidarias) con el pueblo saharaui, promocionando la política del quien calla otorga con el anexionismo marroquí.

Aminetu ha obligado a los españoles que habían olvidado a hacer memoria, ha animado a los que no sabían a preguntar y logrado que los políticos que ya estaban hablando de zanjar el conflicto buscando soluciones políticas volviesen a reiterar el derecho inalienable a la autodeterminación del pueblo saharaui, reconociendo que soluciones ya las hay pero no se aplican (el plan de la ONU). Consiguió que se volviese a hablar de la Marcha Verde y de los acuerdos de Madrid que no existieron; que hasta los periodistas de la prensa progresista muy obediente con Zapatero, volviesen a escribir que España sigue siendo, después de tantos años, la autoridad administradora del Sáhara, y, lo más importante, que lo pudiesen hacer sin correr el riesgo, como mínimo, de ser condenados de forma fulminante por la superioridad a las galeras del turno de noche (tradicional castigo en la profesión periodística).

Muchos siguen insistiendo en que esto de la autoridad administradora está superado, que es un detalle sin importancia. Sin embargo, cuando la situación empezó a convertirse en una pesadilla y Moratinos le envió a Aminetu un diplomático para negociar, surgió la referencia a los acuerdos de Madrid y su no vigencia. Y luego, a la hora de echar toda la carne en el asador contando con las propias fuerzas (Obama se ha hecho el longuis y es comprensible), mira por dónde, los dos platos fuertes con que contaba Moratinos fueron 1) torpedear en Bruselas el buen desarrollo del llamado estatuto avanzado entre la UE y Marruecos y 2) certificar con un dictamen de la ONU lo que ya sabemos, que Rabat no tiene competencias para expulsar/deportar a activistas del Sáhara Occidental.

El amago ha inquietado mucho en Rabat, no hay más que ver la ofensiva diplomatica que ha desplegado para intentar controlar el roto que sólo con mentar el tema se le ha hecho. Sarkozy, por ejemplo, para echarle un capote a Mohamed y que su prensa tenga titulares triunfales, ha hecho un comunicado que, junto a las habituales loas a “la propuesta del Reino de una amplia autonomía en el marco de una solución política bajo los auspicios de las Naciones Unidas”, añade. “A la espera de esta solución, se aplica la legislación marroquí”. Se aplica la legislación marroquí, dice, como si él tuviese autoridad para decidir sobre el asunto. Otro comunicado marroquí se ha apresurado a subrayar en la misma línea que su administración en el Sáhara cuenta con la aprobación de la ONU. Hacía tiempo que el anexionismo marroquí no se veía obligado a defender su supuesta “legalidad”, porque creía que eso ya lo tenía ganado.

Aminetu ha jugado muy fuerte, arriesgando su salud y su vida, pero la apuesta era muy alta, mucho más de lo que ninguno pensamos cuando se plantó en Lanzarote dispuesta a no apearse del burro para salvaguardar su dignidad y la nuestra. Ayer, Moratinos admitió lo que ya sabíamos, que había mentido (qué vicio el del Gobierno Zapatero), y que Mohamed VI le había advertido de que iba a librarse de los dolores de cabeza que le provoca la terquedad de Amineutu Haidar enviándola a España sin billete de vuelta. Nos ha confirmado así que lo de haber puesto en la hoja de aduanas que es saharaui y no marroquí no fue la causa, como nos habían dicho en un principio de la deportación, sino el la coartada con la que disimular una decisión madurada sin necesidad de que hubiese pretextos.

Lo increíble, sin embargo, es que en estos 32 días de ayuno ha logrado devolvernos a ese punto de partida en el que nos quedamos encasquillados, el de los acuerdos que no existieron del 14 de noviembre de 1975. 14 de noviembre…el día en que intentaron comprarle a Aminetu su silencio regalándole una ONG para que su lucha pudiese convertirse en un más de lo mismo de esa perversa dinámica con que la caridad internacional acaba corrompiendo las buenas intenciones, da igual que sea el Sáhara o la causa palestina.

Por ello, Aminetu va a dar mucho que pensar y hablar a los suyos en los territorios ocupados por Marruecos pero también en los campamentos del Frente POLISARIO. En Rabat deben de estar ya preparando titulares triunfalistas pero, por de pronto, los súbditos del sultán han podido apreciar en los informativos españoles (incluidos los de la televisión pública generalmente muy cuidadosos), las fotos que ilustran las torturas a los saharauis o la explosión de euforia que ha acompañado la despedida de Aminetu en Lanzarote con coro multitudinario entonando el “Mohamed, capullo, el Sáhara no es tuyo”)…Y es que en España también hemos aprendido mucho en estos 32 días gracias a Aminetu y no sólo sobre el Sáhara sino sobre quiénes somos nosotros, cuál es nuestra situación en el mundo, quién gobierna en Marruecos y hasta dónde llega su amistad.

Lo ideal sería que esos españoles que ya sí entienden por qué el apoyo al pueblo saharaui es mucho más que un asunto de solidaridad y derechos humanos, que ayudándoles a ellos seremos más fuertes y menos corruptos, no se vuelvan a despistar ni a dormir. Sarkozy confía en ello (en la desmovilización navideña) para convertir su comunicado en algo más que una coartada. Los políticos españoles que están con él y con Mohamed, también, para no cumplir nada de lo que prometieron en el congreso. ¡Hasta luego Aminetu!

miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL REY JUAN CARLOS Y AMINETU


Los estudiantes protestan en el Senado para que los políticos presionen a Marruecos.

Cuánto extraño circunloquio para justificar que no conviene que intervenga el rey Juan Carlos en el Haidargate. Da muy mala espina. De acuerdo, don Juan Carlos no está constitucionalmente al cargo de la política exterior pero, tradicionalmente, ha tenido mucha influencia en su confección y si no que se lo pregunten al venezolano Chávez que todavía sufre las secuelas del porquénotecallas. El Sáhara no va a ser menos y así lo fue desde el principio del conflicto con Marruecos.

No nos olvidemos que el 2 de noviembre de 1975 la entonces provincia española del Sáhara se convirtió en la prueba de fuego con la que el entonces príncipe Juan Carlos estrenó su andadura como jefe del Estado (todavía en funciones a falta de la certificación médica de la muerte del dictador en coma irreversible). Fue con el viaje relámpago que hizo a El Aiún, a punto de iniciarse la invasion marroquí (la de la Marcha Verde) que el Rey se ganó el respeto de los españoles que veían en él al pupilo elegido, criado e impuesto por el dictador Francisco Franco.

He sacado de la hemeroteca uno de los comentarios que hizo entonces Cambio 16, una revista emblemática de la transición y, sobre todo, muy ligada a los sectores que luchaban contra el intento de la dictadura por perpetuarse tras la muerte de Franco: “El inesperado viaje al Sáhara cambia totalmente la imagen del Príncipe, adquiere talla diversa para los comentaristas, que ven en él no solamente el ejecutor, sino el hombre político que quiere agarrar al toro por los cuernos. Se especula abundantemente sobre su gesto –que algunos tildan de “electoral”-, y se sacan conclusiones apresuradas; con su viaje relámpago se ha ganado al Ejército y a la diplomacia española, y ha infringido una derrota al "búnker".

Estos comentarios valoraban muy positivamente esas palabras con las que don Juan Carlos dijo a las tropas en el Sáhara, “sin consultar con nadie”, que “España cumplirá sus compromisos” y dio instrucciones para que en la ONU, el representate español advirtiese a la comunidad internacional que si el rey de Marruecos, Hassán II (padre del actual Mohamed), cumplía la amenaza que ya había hecho de invadir el Sáhara, España no tendría más remedio que responder a la agresión cumpliendo con las obligaciones que incumben a España como potencia administradora y que obligan a las metropolis a defender a los pueblos que tutelan. "La repelerá (la Marcha Verde) con todos los medios a su alcance, incluido el empleo de la fuerza armada", dijo en esa declaración Fernando Arias Salgado, el que más de dos décadas después fue nombrado embajador de España por el presidente Aznar durante la crispación hispano-marroquí (como si la culpa hubiese sido del belicista Aznar) con el Sáhara de telón de fondo que condujo a la crisis de Perejil.

El Rey hizo entonces lo que había que hacer porque la legalidad no es una opción, ni para los particulares ni para los Estados, digan lo que digan los Moratinos y Gustavo de Arístegui enarbolando la falsa bandera del “interés nacional”. Quedó muy bien demostrado con el Irak que fue castigado por invadir Kuwait y, también, con el Irak del “No a la Guerra”,

En 1975 no se pudo seguir por el camino de la Ley porque todavía faltaba para que la dictadura acabase de dar coletazos y se supone que las negociaciones secretas con las que el 14 de noviembre se entregó el Sáhara a Marruecos, incumpliendo salvajemente el derecho internacional, fue el último do de pecho que dio el regimen dictatorial en un inútil intento de reafirmación. Hubo así explicación para justificar que don Juan Carlos no pudiese cumplir su palabra en 1975. ¿Pero podría justificarse que a punto de acabarse el año 2009 tampoco pudiese cumplir con el pueblo saharaui?

También hay quien ha apuntado que Zapatero no puede arriesgarse a que el Rey quede mal con una mala reacción de su “hermano pequeño” Mohamed VI. ¿Y cuál es el problema? Los españoles nunca exigieron a su Rey fuese Supermán pero, en un mundo en el que la bandera de lo humanitario hasta puede justificar la concesión de la independencia a un territorio que nunca tuvo derecho reconocido para ello (Kosovo), no parece sea precisamente hacerle un favor al Rey dar a entender que un monarca que siempre ha querido destacar en la defensa de las libertades y los derechos, se reserve o le impongan se reserve si se trata de Aminetu Haidar.

El único sentido que tiene una maniobra de Zapatero, Moratinos y Rajoy para mantener al margen al Rey es que en sus negociaciones (la de los politicos) con el rey Mohamed para que Aminetu no se muera en plenas Navidades, se llegue a un acuerdo secreto y de efectos tan perversos para el pueblo saharaui como el que se pergeñó el 14 de noviembre de 1975.

martes, 15 de diciembre de 2009

AMINETU NO ES MARROQUÍ ¿Necesita Aminetu pasaporte para vernir a España -3?



Aminetu Haidar en la entrega del premio Juan María Bandrés en Madrid.

Para continuar con la información y reflexiones sobre el Haidargate del sábado. El abogado Francisco Fernández Goberna, conocido también por haber librado al opositor guineano Severo Moto del último escandaloso intento de Moratinos por ganarse los favores de la repugnante tiranía de Obiang (la retirada de su estatuto de refugiado ), está de acuerdo: lo ilegal, en el caso de Aminetu Haidar, es que las autoridades españolas pretendan aplicarle la ley de Extranjería o concederle el estatuto de refugiado.

Así que no insista, señor Rajoy, en su intento por demostrar que el Gobierno de Zapatero lo hizo mal por no haber expulsado a Aminetu de vuelta a su hogar a menos que, su propósito sea el de simular una gran discrepancia con su oponente politico (no sería la primera vez) para cubrirse las espaldas con su electorado y, en la práctica contribuir a la estrategia con la que Zapatero y Moratinos no se oponen suficientemente a la determinación de Mohamed VI para que la Gandhi saharaui se suicide y no vuelva a crear problemas.

Porque ese es el resultado de su hacer que hacen (Zapatero y Rajoy) para en el fondo, no hacer nada y, desde hace 30 días, ninguno de los dos grandes partidos ha hecho ningún gesto que sirva para demostrar que Aminetu está equivocada y que España no es cómplice de Marruecos y su agresión al pueblo saharaui. No hay más que ver el apaño con que la juez de Canarias está intentando resolver la papeleta declarando, en la práctica, que el Sáhara es un país extranjero: pura provocación para una saharaui que pide al Gobierno de Zapatero lo que los españoles deberían haberle exigido hace tiempo: que España cumpla con sus obligaciones ante la ONU.

Volviendo a la cuestión de las ilegalidades cometidas por el Gobierno de Zapatero en el Haidargate. Son varias y de hondo calado, dice Fernández Goberna. Pero, ninguna, en relación con la aplicación de la ley de extranjería, al menos por el momento. “La ley de Extranjería no es aplicable a ningún saharaui que viva en el TNA del Sáhara ocupado por Marruecos o que, residiendo fuera de él, sea hijo de saharaui español”, me dice. De nuevo, estamos con esa cuestión que Rajoy y Zapatero se han puesto de acuerdo en evitar porque es la base de la cooperación española con la política expansionista de Mohamed VI en el Sáhara: ni más ni menos la de que España, tal como establece la ONU, sigue siendo de iure la autoridad administradora del Sáhara.

Si Aminetu y todo saharaui siguen legalmente (aunque Marruecos lo impida de hecho) siendo administrados por España tampoco hay lugar a que Aminetu reciba el estatuto de refugiada por parte de España porque esa es una condición que sólo se puede dar a alguien huido de un tercer país y el Sáhara, está claro, no es Marruecos.

“Es ilegal aplicar la ley de extranjería a Aminetu de la misma manera que nadie puede obligar a los saharauis a estar en posesión de un pasaporte marroquí para viajar al extranjero puesto que esta documentación a la que ella recurrió para retirar su premio en EEUU, a falta de la que realmente le correspondería (la española), le ha sido otorgada por un Estado diferente al que ostenta el rango de autoridad administradora del Sáhara”.

El gran despropósito que se ha cometido, desde el punto de vista legal y que da al “caso Aminetu” el empaque de un Haidargate, es la complicidad del Gobierno español con una detención illegal, la que los invasores marroquíes del Sáhara practicaron a la Gandhi saharaui a su llegada al aeropuerto de El Aiún y la operación politico-policial con la que, seguidamente, los esbirros de Mohamed VI han pretendido humillarla forzándola a abandonar su tierra. Dice Goberna que ahí sí que se produce la atrocidad legal, y por varios frentes.

Salta a la vista de cualquiera que no sea experto en leyes que huele a azufre que el ministerio de Exteriores estuviese al tanto de que Aminetu había subido al avión a punta de pistola de dos policías marroquíes, y que Moratinos hubiese dado luz verde a su deportación mucho antes de su aterrizaje en Lanzarote. Pero, añade este abogado, que con ello no se ha limitado el Gobierno a colaborar con uno de esos delitos perseguibles por la justicia global de los Garzones (los cometidos por dictadores o piratas extranjeros fuera de España) sino que ha violado la propia Constitución española, que es, de acuerdo a derecho la que sigue estando vigente en el TNA del Sáhara, pendiente de ser descolonizado por España.

Nuestra Constitución no contempla la deportación o el destierro como medida de castigo que sí administraban las leyes orgánicas de la dictadura franquista y que de hecho se aplicó en esa etapa siniestra a muchos de los que lucharon por el retorno de la democracia en España.

Como mucho, añade Fernández Goberna, “suponiendo que Aminetu hubiese cometido un crimen, en nuestra Constitución existe el alejamiento y, para administrarlo, en cualquier caso, la sentencia o auto jurídico que la condenase a este castigo debería estar emitida por la justicia española y no la marroquí. El problema, dice este abogado, es que la justicia española es la que en teoría es la competente en El Aiún a pesar de que, desde 1975, se ha dejado suplantar por otra que no lo es, sin decir esta boca es mía. ¿Por qué en lugar de decir que no pueden hacer lo que en puridad deberían hacer (administrar la justicia en El Aiún), porque alguien ha ocupado su lugar a golpe de cañonera, se dedican los jueces a legalizar la invasion buscando coberturas jurídicas que dan por hecho que el Sáhara es marroquí?”

Fernández Goberna dice que estamos en el mismo dilema que planteó el caso del avión que tuvo que darse la vuelta sin llegar a El Aiún por una amenaza de guerra, cuando él acusó al Gobierno de turno de haber sido cómplice de un acto de piratería marroquí por dejación de sus competencies, por consentir a los piratas que estuviesen en la Torre de control del Aiún donde debería haber estado en su lugar un funcionario español y ejercer el control de un espacio aéreo que le corresponde a España.

Vamos, que lo legal de verdad, en el caso Aminetu, hubiese sido que, al saber que su voluntad era quedarse en El Aiún, lo que debería haber hecho el Gobierno español es mandarla de vuelta al TNA del Sáhara que administra y donde Marruecos, si no se denuncia que es potencia ocupante no tiene nada que decir, escoltada por un par de decididos y aguerridos aviones cazas. Como ha dicho Obama al recoger su premio Nobel de la Paz, cuando lo que tenemos enfrente son estados gamberros, no hay buen rollito que valga para hacerles entrar en razón. Y en este caso, el belicismo que siempre ve la izquierda en el uso de la contundencia para imponer la Ley hubiese estado avalado por el derecho internacional: el belicismo hubiese sido el de una eventual agresión marroquí a los cazas españoles imponiendo la ley porque la intervención de nuestras fuerzas aéreas se habría convertido en un estricto cumplimiento del art. 73 de la Carta de la ONU.

¿Que nos da vertigo? Pues que Zapatero legalice la situación, haciendo lo que hizo Portugal con Timor Este. ¿O España es tan poca cosa, está tan débil y aislada que ni eso puede hacer sin que nuestro amigo Mohamed nos amenace de guerra? Digo, lo de decir que no puede administrar porque no se lo permite la amenaza de guerra de un estado agresor….

Siguiendo el hilo de los razonamientos de Fernández Goberna. Dice que no le extraña que Aminetu se pusiese furiosa porque Moratinos le ofreciese como gran favor excepcional, diciendo que era un honor para España, el pasaporte español o el estatuto de refugiada dando a entender que sin documento marroquí no se podía mover por el mundo y que de acuerdo a derecho no le corresponde ningún otro que el que graciosamente le de Mohamed VI. Podrán confundir a la opinion pública española pero a ella no. Esa oferta lo que esconde es una aceptación tácita pero implícita de la que ahora es símbolo internacional de la lucha del pueblo saharaui, a admitir que es marroquí, que lo suyo es viajar con pasaporte marroquí, que Marruecos y no España es la autoridad administradora y que se encuentra en Lanzarote porque es culpable de un supuesto crimen cuando en la práctica es víctima de una limitación del derecho de libre circulación que va en contra de la Constitución española vigente en el Sáhara hasta que se acabe la descolonización española con un referendum justo y libre.

Según Fernández Goberna, para que no haya equívocos y no convertir el caso en una violación de nuestra Ley, el juzgado de instrucción de Arrecife debería dictar una resolución que se restablezca de inmediato a la señora Haidar su derecho a la libre circulación, lo que significa que a cualquier parte del territorio nacional así como al TNA denominado Sáhara Occidental. Al ser una ciudadana de un territorio cuya autoridad administradora es España, y en ningún caso Marruecos, cabe calificar de equivalente la nacionalidad española con la condición administrativa de Aminetu y de cualquier saharaui. En consecuencia el supuesto secuestro que ella ha denunciado es competencia de la Audiencia Nacionales española y no porque se trate de un caso de justicia global sino de un secuestro perpetrado por motives politicos que corresponde tartar a esta instancia, como ocurre con los secuestros de ETA.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La Audiencia Nacional y un vuelo a El Aiún (¿Necesita Aminetu pasaporte para venir a España?-2)

Los misterios de la Declaración de Principios sobre el Sáhara

En 2004 publiqué este reportaje en Mundo Negro, revista de referencia de los africanistas españoles y de la que me siento muy orgullosa de ser colaboradora, entre otras muchas cosas, porque se atrevió a hacer lo que otros medios supuestamente muy progresistas y mucho más poderosos impidieron alevosamente: romper el silencio cómplice sobre la ilegalidad de los mal llamados Acuerdos de Madrid (por inexistente de acuerdo a derecho) que se había establecido a cal y canto con los Gobiernos de Felipe González.

De eso va este reportaje que resume un frustrado intento del abogado Francisco Fernández Goberna para que la Audiencia Nacional aplicase su justicia global al Sáhara y recuperar esa argumentación jurídica cuyo entierro y ocultación ha sido la principal baza de la ocupación ilegal marroquí al permitir, como ahora vuelve a ocurrir, que una juez de Canarias de lo contencioso administrativo afronte el caso de Aminetu dando por hecho que el Sáhara es un país extranjero (Marruecos). "Una prevaricación", según Fernández Goberna, "porque el Sáhara como dice la ONU es un Territorio No Autónomo y un TNA no es un país. Y tampoco es extranjero puesto que la autoridad administradora, la metrópolis de este TNA, es España y no Marruecos".

En fin lo que intenté reflejar en este reportaje de Mundo Negro fue la historia de un intento con el que, con todos sus peros, muchos comprendimos que el Sáhara sigue siendo un asunto pendiente de la Transición porque hay decididos defensores de un falso interés nacional que pretenden que así siga siendo, aunque sea a costa, por ejemplo, de la buena salud de la libertad de prensa. Por eso no tengo ninguna duda de que TodossomosAmineutu.

P.D. Queridos, seré una eterna agradecida a la contribución de Internet a la libertad de expresión pero, también, una gran manazas tecnológica. Gracias a la valiosa "hiperactividad digitalizadora" (dice ella) de Arcelia Flores Castro por la divulgación sobre la problemática saharaui y de toda África, dispongo de la conversión a PDF del artículo que espero sea accesible con el único método que he hallado para poder colgarlo del blog. Pero se aceptan sugerencias para mejorar el resultado.

sábado, 12 de diciembre de 2009

¿NECESITA AMINETU PASAPORTE PARA VENIR A ESPAÑA? (I)


Con tal de que la opinión pública española no vea el tremendo y auténtico escándalo que subyace a la rebelión de Aminetu Haidar, ahora el PSOE y el PP pretenden enzarzarnos en una absurda polémica sobre si fue o no legal su desembarco en Lanzarote. Atentos, estamos ante una maniobra diversiva con la que confundir y desviar al ciudadano de a pie, que llevaba años sin ver el tema del Sáhara en las primeras páginas de la prensa, del dato clave y sus implicaciones jurídicas y políticas: 34 años después de que Marruecos invadiese el Sáhara, ESPAÑA SIGUE SIENDO LA AUTORIDAD ADMINISTRADORA DEL SÁHARA.

Vayamos por partes. Dice Zapatero que Haidar entró conforme a la Ley. En parte, lleva razón porque lo de intentar echarle el muerto a la delegada del Gobierno canario, la compañía aérea o al policía que en el control de aduanas de Lanzarote la dejó pasar sin pasaporte valdría si el rey Mohamed, al forzar a Aminetu a subirse a un avión en contra de su voluntad, hubiese elegido uno con destino a una ciudad de Suecia o EEUU.

El problema es que, para demostrarle Zapatero al PP que no hubo ningún error (como dice Dolores de Cospedal) en el cumplimiento de la ley, debería hacerlo no con esas supuestas argumentaciones humanitarias que él y su gobierno retuercen con tal de eludir, aunque sea a costa de dar saltos mortales y hacer el ridículo internacional, lo que de verdad les da la razón: Aminetu no necesita ningún pasaporte, y menos uno marroquí para entrar en España porque no es marroquí y España es su casa, desde el punto de vista legal. Pero para que lo entendiésemos, Zapatero debería de dar un vuelco a la política de complicidad con Marruecos que Aminetu denuncia y confirmar alto y claro que, de acuerdo con la legalidad de la ONU que él tanto defendió para Irak, el Sáhara sigue siendo un TNA, un Territorio No Autónomo, pendiente de ser descolonizado por España desde 1975, y que España sigue siendo la autoridad administradora.

Para hacerlo y, lo más importante, explicar las consecuencias que ello conlleva (ahora, como mucho, se habla de la autoridad administradora como si fuese de un elemento accesorio y prescindible del vestuario jurídico del asunto), Zapatero debería hacer un pequeño esfuerzo para refrescar la memoria histórica. Documentación no le falta porque se trata, en este caso, de la memoria histórica de su propio partido, el PSOE, que defendió este hilo argumental hasta que tomó el poder en 1983 y se volvió por arte de birlibirloque en gran “amigo” de un rey tirano (Hassán II). Seguro que en sus fundaciones están los textos e intervenciones de Francisco Villar (antes de ser secretario de estado de Felipe González para África en el Ministerio de Exteriores); Fernando Morán (antes de ser ministro de Exteriores del primer gobierno socialista) o del catedrático de derecho internacional Julio González Campos (antes de convertirse en magistrado del Tribunal Constitucional).

Intentando ser breve: el meollo del asunto está en el hecho obvio de que el proceso de descolonización sigue pendiente pero, ¡cuidado! no de Marruecos sino de España, lo que reduce la posición de Marruecos (en términos legales) a la de un estado gamberro que okupa el TNA del Sáhara ilegalmente, que sólo se vale de la fuerza para izar su bandera en El Aiún y, de paso, obligar a la ONU a no exibir la suya, ni siquiera en los cuarteles generales de los cascos azules que no sabemos muy bien qué están haciendo allí desde 1991.

Parece una verdad de Pero Grullo pero, tal es el olvido e ignorancia sobre este punto, que el asesor jurídico de la ONU Hans Corell tuvo que volver a recordarlo en 2002 con un dictámen jurídico que obligó a compañías petroleras de varias nacionalidades a desistir de la explotación de las riquezas del Sáhara que Marruecos les ofrecía porque, les vino a decir, sin títulos de propiedad, cualquier día se podrían encontrar en la tesitura de tener que afrontar la reclamación de los legítimos dueños.

Lo importante, en relación con Aminetu, es que el fondo del dictámen Corell no tenía que ver ni siquiera con el quién detenta la soberanía del Sáhara, sino con la autoridad administradora que es lo que tienen las potencias colonizadoras (si tuviesen la soberanía, Francia hubiese tenido razón cuando decía que Argelia era una provincia del Hexágono). Corell lo explicó muy clarito: Marruecos ocupa pero ni siquiera ha logrado en todos estos años, títulos legales para poder erigirse en autoridad administradora del pueblo saharaui.

Soberanía, administración…un lío, ya lo sé, pero clave para entender por qué Aminetu no necesita pasaporte. Lo más evidente es que Aminetu no es marroquí porque sólo podría serlo si la ONU hubiese dado por finalizado el proceso de descolonización para el TNA del Sáhara y el pueblo saharaui hubiese decidido ser marroquí expresando libremente su deseo de serlo. Tampoco es española, desde luego, a menos que su pueblo decidiese pronunciarse en un referéndum por seguir el ejemplo de Aruba con Holanda o la Guyana con Francia, que estando donde están son territorios ultraperiféricos de la Unión Europea.

En cualquier caso, lo que nadie puede es obligarla a llevar pasaporte marroquí y, de acuerdo a derecho, quien debería decidir quién sale o quién entra del Sáhara no es Marruecos sino España. Debería ser así sólo porque legalmente (de iure, dicen en el jerga jurídica) España sigue siendo la autoridad administradora sino porque el artículo 73 de la Carta de la ONU que España está obligada a cumplir sin que ninguna de sus leyes internas pueda entrar en conflicto con esta ley superior, dice:

“Los miembros de las Naciones Unidas que tengan o asuman la responsabilidad de administrar territorios cuyos pueblos no hayan alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio, reconocen el principio de que los intereses de los habitantes de esos territorios están por encima de todo, aceptan como un encargo sagrado la obligación de promover en todo lo posible, dentro del sistema de paz y de seguridad internacionales establecido por esta Carta, el bienestar de los habitantes de esos territorio”...

El artículo 73 es mucho más largo y da para muchas reflexiones especialmente cuando dice eso de que la autoridad administradora debe asegurar “la protección contra todo abuso” del pueblo tutelado, es decir, que España debería proteger a los saharauis de abusos como los que el rey Mohamed acaba de perpetrar contra Aminetu.
En teoría, nuestra observancia con la Carta de la ONU, en concreto del art. 73, nos obligaría a defender los derechos y el interés del pueblo saharaui incluso con las armas, incluso corriendo el riesgo de entrar en guerra con Marruecos. Resulta fuerte pero es así, aunque, no nos asustemos porque el del Sáhara no es el único caso en el que se ha dado esta encrucijada y hay ejemplos que nos muestran que hay posibles salidas de escape. Portugal, por ejemplo, se vio en una situación parecida también en 1975 cuando su pequeña colonia de Timor Este fue invadida por Indonesia que interrumpió, como hizo Marruecos con el Sáhara, el proceso de autodeterminación que la metrópolis había puesto en marcha para su colonia, para anexionarse este TNA oriental muy rico en petróleo.

Para no entrar en una guerra que no podía asumir, Portugal declaró abiertamente ante la ONU que no podía ejercer sus obligaciones con el pueblo que estaba tutelando porque había una situación de guerra. Portugal se justificó pero declaró, con toda la carga de autoridad que le confería su situación de encargada de la administración de los timorenses ante la comunidad internacional, que Indonesia estaba donde no debía, en virtud de un acto de agresión. ¿Por qué no hizo España lo mismo? Ahí está esa complicidad con Marruecos de la que ningún gobierno de la transición ha querido desvincularse: la de dar por buena la farsa con la que el último gobierno de Franco prefirió hacer como que firmaba unos acuerdos de los que se ha hablado mucho pero cuyo texto nadie ha visto nunca. Son los famosos acuerdos de Madrid del 14 de noviembre (fecha en la que Aminetu inicia su calvario en Lanzarote) con los que Marruecos dice que España le dio la administración pero que nunca fueron publicados en el Boletín Oficial del Estado (como dicta la ley con todo acuerdo internacional). Son esos acuerdos que el propio enviado de Moratinos a Lanzarote dijo de tapadillo, probablemente con la intención de ablandar a Aminetu, que no están vigentes porque nunca fueron válidos ni existieron. Nadie se hizo eco del notición como se merecía el evento. ¿Por qué? La mala suerte quiso que ese notición pasase desapercibido mientras se encendía el foco sobre el secuestro de tres cooperantes en Mauritania, en una zona donde nunca ha habido problemas de seguridad, por parte de salafistas que ahora nos dicen son marroquíes. Lo cual daría para otras reflexiones sobre esas amenazas de las que ya hablamos y la valía de la cooperación marroquí en la lucha contra Al Qaeda.

Volviendo a la situación de Aminetu. A ella le resulta difícil explicarlo en una rueda de prensa pero no sólo es legal que una saharaui se desplace entre el TNA del Sáhara y España, que de iure (de facto deberia) lo administra, sino que quien está obligado por Ley y por el cumplimiento de sus compromisos y obligaciones con la Carta de la ONU a denunciar que ella fue objeto de un secuestro, por parte de un grupo armado sin ninguna legitimidad jurídica, es el Gobierno español.

No hacerlo, convierte a Zapatero y su gobierno en un violador del derecho internacional y de las resoluciones y de la Carta de la ONU. De acuerdo, no fue Zp quien comenzó esta deriva, fue el último gobierno de Franco. Pero, evidentemente, Zapatero prefiere seguir por esta vía del incumplimiento de nuestras obligaciones que es la de la complicidad con la anexión marroquí, dando por hecho que lo normal es que Aminetu viaje con un pasaporte marroquí; que lo normal es que sea el rey Mohamed quien autorice o no a Aminetu a estar en El Aiún; que una resolución judicial marroquí puede tener valor en el Sáhara Occidental, dando por hecho que los acuerdos de Madrid existieron y que Marruecos es la autoridad administradora del TNA saharaui. Todo y más, con tal de no decir que Marruecos ocupa ilegalmente el Sáhara.

Zapatero debe de estarle muy agradecido al capote con el que el PP contribuye a ocultar la verdad desviando la atención con la polémica de la ley de extranjería y la emigración. Efectivamente, como dice el régimen marroquí con mucha razón, el dilema que plantea Aminetu es mucho más que una cuestión de derechos humanos, es un asunto claramente político.

P.D.
Uf, qué complicado. Pero acabo de hablar con el abogado Fernández Goberna que ha hecho un interesante descubrimiento sobre el asunto de los funcionarios saharauis sin pensión ni indemnización. Comentando este especto del Haidargate me ha dado una idea para insistir sobre el tema con un ejemplo más práctico.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

LA AMENAZA MARROQUÍ: AHORA SÍ QUE TODOSSOMOSAMINETU


Arriba, protesta por Aminetu, el lunes en el Congreso.


Aminetu somos todos, especialmente si somos españoles. Es algo más que una cuestión de solidaridad sino de puros hechos a los que no pueden escapar ni siquiera los que creen que, desde 1975, España ya no tiene nada que ver con el Sáhara.

La solidaridad es un sentimiento y forma de ver y abordar la realidad a la que uno se adhiere libre y voluntariamente. Podemos o no ser solidarios, podemos o no indignarnos con el “Haidargaite”. Otra cosa es no querer ver que este asunto "de la saharaui de Lanzarote", nos guste o no, trasciende (me pongo ya en un plano muy egoísta y frío, el del “interés nacional”) el supuesto dilema planteado por la vida de una mujer. Me pongo en el papel del malo, de los que prefieren agarrarse a la tabla de salvación que les brindan los hombres de Mohamed VI cuando dicen que Aminetu es la única culpable del lío, y creen que pueden darle la espalda a su drama y el de la suerte de un pueblo que vive a media hora de vuelo de nuestras fronteras y habla español.

Saharauis y españoles quedamos unidos, aunque no nos guste por el embrollo sin resolver de los acuerdos de Madrid, esos acuerdos que no fueron reconocidos ni por España, que los firmó pero luego se cuidó muy mucho de legalizarlos publicándolos como era preceptivo en el Boletín Oficial del Estado. Que no se engañen los que creen que desde 1975 España ya no tiene nada que ver con el Sáhara, les contaron una gran mentira que sólo sirvió para interrumpir la descolonización de un territorio que era provincia española y entregar el Sáhara a Marruecos. ¿Por qué? Por la misma razón que nuestro Gobierno no se atrevió a devolver a Aminetu a su casa, para que el padre de Mohamed VI, como ahora hace su hijo, no nos amenazase con una guerra. En cualquier decir que esos acuerdos existieron (legalmente) es una mentira que, a base de repetirla, ha acabado calando entre quienes sólo han ido enterándose de los avatares de los saharauis a través de la prensa española.

Mentira y gorda. Nos lo han vuelto a demostrar el lunes en Bruselas los gobernantes marroquíes con esas amenazas que han lanzado contra España sin que nuestros supuestos aliados franceses, esos a los que nos sometimos gracias a la política seguidista instaurada por Zapatero tras el 11-M, dijesen ni mu.

Espectáculo bochornoso para España, ninguneada por Francia que nos trata con menos deferencia que a una ex colonia que no es miembro de la UE pero habla francés. Espectáculo bochornoso, también para la Unión Europea que, con decir que el caso Aminetu es una cuestión bilateral, cree que se ha quitado el muerto de encima. Tiene motivos para ello, porque la política exterior de Moratinos, tanto si es en Gibraltar como en el Sáhara, ha dejado a España en una situación de impotencia sobre el escenario internacional que lo pone en bandeja. Pero, que no se engañen tampoco ellos, en Bruselas deberían tomar nota de la lección que Aminetu le ha dado a Zapatero demostrando que eludir los problemas con la estrategia del avestruz, el día menos pensado pasa factura. Siempre puede surgir una determinación imprevista e incontrolable disimulada debajo de una suave y alegre melfa.

Los socios europeos han ninguneado a España pero también han sembrado la semilla de la discordia, de la desunión, de las suspicacias. Han abonado el mal que convirtió a Aznar en un “peligro” (decían ellos) para el sueño de la cohesión y, aunque otros socios callen porque así les conviene ahora, tomarán nota del precedente que a la postre les podría también tocar a ellos, cualquier día. Eso es sembrar tempestades. Ahora hay por lo menos 350.000 votantes españoles, los que dieron la victoria a Zapatero y que votaron por él porque con ello también votaban por Europa, que han sido decepcionados por su cacareada política de derechos humanos. Ya nunca se creerán esas ínfulas con las que en Bruselas se erigen en ejemplo y alternativa a la prepotencia de los supegrandes. Más grave aún, empiezan a sospechar que tienen razón los que dicen que Europa no es la unión de todos sino la de dos grandes (Francia y Alemania) que manejan el cotarro según les conviene a ellos para poder decirle a los supergrandes, “aquí estoy yo y tengo detrás de mí a todos estos que harán lo que yo diga”.

Como española, sin embargo, si yo pusiese por encima ese “interés general” con el que pretenden engañar a los votantes del PP en relación al caso Haidar (¿quizás para contrarrestar esos comunicados surgidos de sectores de la Iglesia a favor de Aminetu?) me olvidaría del asunto del Sáhara para reflexionar sobre esa amenaza marroquí. ¿Será verdad que tiene que ver con un 11-M? Prefiero pensar que es una exageración aunque, hasta en El País, un periódico que precisamente no puede ser acusado de haber llevado una deriva propolisaria, han hablado de amenaza. Si es así, ya no estamos hablando de Aminetu Haidar y de los saharauis sino de los vagones del metro de Madrid y una estación en la que podríamos haber estado todos los que ese día tuvimos la suerte de tomar otro camino. Ya no hablamos del Sáhara sino de otro país, el nuestro.

P.D. Lo siento, no hay tiempo para comentarios. El reloj corre contra la vida de Aminetu. Pero en los enlaces dejo lectura para quien quiera saber más.

martes, 8 de diciembre de 2009

BLA, BLA, BLA DE MORATINOS POR AMINETU

Dicen que están haciendo todo lo posible para salvar la vida de Aminetu Haidar. Moratinos, Zapatero, Rajoy...Bla,bla,bla. Es para indignarse. Póngamos desde el punto de vista de la que está a punto de morirse simplemente por pedir que España no sea cómplice de Marruecos en la violación del derecho internacional y, además, de los derechos humanos.

Moratinos ha convocado el lunes en el Congreso a todos los partidos políticos para estudiar una “posición común” para que todos los grupos pidan a la ONU que se involucre. Es decir, una más de la tradicional política española de la transición de no tomar decisiones y hacer todo lo posible por disimular su dejación y su impotencia, pasándole la patata caliente a otro, escudándose en “lo que diga la UE, lo que diga la ONU, lo que digan los aliados, lo que diga la OTAN…bla, bla, bla. Y mientras Aminetu con 22 días de ayuno horadando su quebrada salud.

La maniobra es obvia: por si acaso pasa algo con Aminetu, seguir sin hacer nada que pueda molestar a Mohamed VI porque, como ha dicho Zapatero, hay que preservar el interés general que es la fórmula moderna y fina de lo que dijo Pilatos al entregar a Jesús: una persona tiene que morir por el bien de todo el pueblo. De paso, con la complicidad del PP, el PSOE diluye su responsabilidad convirtiendo el escándalo en un asunto que están intentando resolver todos los partidos. Si muere Aminetu, todos los partidos lo han intentado sin lograrlo.

Digo con la complicidad del PP porque, por supuesto, Rajoy, el que lo resolvería todo si estuviese él al mando, tiene a Gustavo de Arístegui diciendo lo mismo que Zapatero, lo del interés general lo primero, y luego la vida de una mujer. Muy cristiano, sí señor. Y, por supuesto, nada de alternativas B, como mucho, un “hay que hacer más gestiones diplomáticas” o, decir que el PSOE lo está haciendo mal tirando la toalla pero sin sugerir opciones que compensen a Aminetu de no poder volver a su casa. Él, que se ve ya en el trono del poder, tampoco quiere correr riesgos de que Mohamed le amargue un posible triunfo electoral.

Por si no fuese suficientemente mosqueante este bla, bla,bla, analicemos de qué van los grandes esfuerzos diplomáticos. Suponemos que en ello hay que contar con la entrevista que el lunes el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Angel Lossada tuvo con el delegado en funciones del Frente Polisario en Madrid,Mohamed Jadad o esos contactos que también han aireado con Argelia. En otro momento, deberíamos alegrarnos ya que este tipo de encuentros no son muy habituales por eso de que a Mohamed le suben la tension. Pero, precisamente ahora, divulgar que Polisario o Argelia pueden intentar convencer a Aminetu es lo mismo que dar a entender que quizás ellos tengan algún ascendente especial sobre ella.

Justo lo que requiere manchar la grandeza de Aminetu, la de su independencia. Justo lo que Marruecos necesita para crear confusión diciendo eso de: “Ya os lo decía yo, que todo es fruto de una conspiración de Argelia moviendo los hilos del Polisario que no es más que su títere”. A eso ha jugado este mismo lunes el ministro de Asuntos Exteriores, Taib Fassi Fihri en Bruselas cuando acusó a Aminetu de no ser una defensora de los Derechos Humanos sino una miembro del Frente Polisario. Jugando siempre, con el apoyo de Moratinos, Zapatero y Rajoy a confundir al personal, dando a entender que el Polisario es un grupo “separatista” y no un movimiento de liberación reconocido por la ONU de un territorio pendiente de descolonización.

domingo, 6 de diciembre de 2009

AMINETU NO DEBE MORIR ¿Hay alternativas?

Aminetu Haidar no debe morir así. El rey Mohamed cree que ha encontrado la fórmula mágica para librarse de ella, sabiendo que no va a tirar la toalla: que muera víctima de la huelga de hambre que ella nunca suspendió en estos 21 días de ayuno que ha cumplido para lograr su regreso a El Aaiún. El rey “hermano” de los españoles ha optado por hacer lo posible para que ella siga hasta el final, cerrándole la puerta y provocando su tenacidad y espíritu de lucha. No hay que sorprenderse ni de la arbitrariedad ni de la miopía de un tirano que sólo busca resultados a corto plazo para seguir en el trono y con poderes absolutos. Lo repugnante es que Moratinos haya convertido el malogrado acuerdo para que ella pudiese volver a su casa en un avión español, en la coartada con la que librarse de toda responsabilidad de este asesinato. Su guión está claro como el agua: “hicimos todo lo que estaba en nuestra mano, la culpa de todo, ya lo veis, es de Mojamé”. Toda una invitación a que las plataformas de solidaridad conviertan sus manifestaciones en una resignada espera del fatal desenlace, sin que hayas opciones B.

Recapitulemos. El viernes lo lógico era pensar que al final, el rey Mohamed iba a dejarla volver para, con la complicidad de sus amigos en España, ahogarla en el silencio y la indiferencia (que padecen ahora mismo otros siete activistas saharauis condenados a muerte) o liquidarla privándola de los cuidados sanitarios que requerirá su recuperación. Los martirios nunca convienen a los tiranos como él, hasta el régimen de Franco tenía muy presente este principio y por eso hizo desaparecer a Bassiri cuando se descubrió lo lejos que había llegado con la organización de un partido saharaui que fue el germen del Polisario, con mucho cuidado de que desapareciese su rastro. Pero el rey Mohamed está demasiado preocupado porque Aminetu se convierta en una bomba de efectos devastadores, si regresa al Sáhara ocupado, como para andarse con refinamientos y discreción.

No le importa que la muerte de Aminetu le pueda costar la cabeza a Moratinos, su mejor aliado en España, porque sabe que ya no puede contar con que un nuevo gobierno lo vuelva a nombrar ministro. Tampoco parece temer que su crimen pueda costarle el abnegado seguidismo de Zapatero. Debe de tener alguna carta que le hace sentirse muy seguro de que si Aminetu muere, nada cambiará en la marcha que Zapatero, encandilado por los grandes conocimientos de Moratinos, inició tras el 11-M para entregarle el Sáhara. O, simplemente, sólo está preocupado con la urgencia más inmediata, desactivar la bomba a costa de lo que sea y si es posible para siempre. Luego ya veremos.

Si Aminetu muere, Zapatero tendrá que pagar un alto coste político, mayor que el que le plantea la rebelión de los internautas que ha intentado rápidamente desactivar. Moratinos, como socialista que es, también corre este riesgo, aunque él tiene la gran ventaja sobre Zapatero de ser funcionario. Además siempre puede encontrar algún hueco en las superestructuras de Bruselas, especialmente si cuenta con el apoyo de los que allí mandan de verdad, Francia y Alemania que, en la cuestión del Sáhara ya sabemos de qué pie cojean.

Es fácil imaginar a Moratinos haciendo lo posible porque el jefe no vea que muchos de sus votantes se han acordado estos días del “belicismo” de Aznar en Perejil, porque no pueden soportar la vergüenza de que en la España de la lucha contra la violencia de género, del Zapatero en armas contra la pobreza y demás causas justas, no seamos capaces o no estemos en condiciones de levantar la voz contra un régimen tercermundista para defender la vida de una frágil mujer.

Seguro que Moratinos no se lo cuenta así. Que le insiste mucho a Zapatero en que las plataformas de artistas y propolisarios se nutren de gente que son muy solidarias con Aminetu pero que nunca apoyarían un gesto belicista o que pudiese ponernos al borde de una guerra con nuestro vecinos. Ellos son del buen rollito, les dice, pero nunca hasta el punto de hacer lo que debería hacer España en cumplimiento de sus obligaciones con la ONU y el derecho internacional, plantando a Aminetu en El Aiún escoltada con dos cazas. Apuesta por sacarle partido al frustrado acuerdo de regreso de Haidar: “Ahora les hemos hecho ver (a los simpatizantes de Aminetu) que esto es una locura, que no podemos hacer más”, le dice.

A Mohamed, desde luego, le importa un comino que Zapatero acabe políticamente mal. Cuenta con que si en las próximas elecciones gana el PP de Rajoy (sin dar ni clavo, como dice el chiste de Peridis en El País de hoy), tendrá asegurada la alianza con Gallardón, otro fan de la amistad hispano-marroquí que prospera a costa de sacrificar al pueblo saharaui y, a la larga también, los intereses españoles. Cabría alguna duda con un PP de Esperanza Aguirre, pero los gürteles y las exclusivas sobre redes de espionaje, dirigen sus obuses contra cualquier nuevo intento de la presidenta de Madrid por hacerse con el timón del barco.

Nos podemos imaginar a Mohamed hablando con Moratinos: “No te preocupes Curro, tu échame toda la culpa a mí, sin preocuparte; yo me haré como es lógico el ofendido, y luego ya saldamos cuentas porque nada es gratis. Pero ya sabes dónde está la línea roja: que vuestra opinión pública nunca recuerde que España sigue siendo potencia administradora y, sobre todo, que nunca acabe por entender en qué consiste eso de su obligación, de que esta condición la obliga a defender los intereses del pueblo saharaui incluso con las armas. Eso sí que no.” Y Curro que le contesta: “No te preocupes, lo tenemos todo bajo control para que en las asociaciones sólo se hable de derechos humanos y solidaridad, nunca de obligaciones jurídicas…Tu aguanta el chaparrón, que será muy fuerte, eso seguro. Cuando pase la tormenta, ya moveremos los hilos de los medios afines para recomponer tu imagen y nuestra amistad…”

Mientras Moratinos “negocia” con Mohamed, y Zapatero deshoja la margarita, la vida de Aminetu marcha hacia el borde del precipicio. Creíamos que quizás, mientras saludaba a las cámaras haciendo la V de la victoria con una leve sonrisa (la noche en que creímos todo se resolvía), había celebrado la falsa buena noticia reponiendo fuerzas con un bocadillo. Pero resulta que no, que decidió que sólo iba a volver a comer a su llegada a El Aiún, tras entrar por la puerta de su casa. Así que lo de preparar la maleta, sólo ha servido para mermar sus ya escasas fuerzas.

Hay que ponerse en su lugar para comprender lo que algunos dicen es ciega obstinación, tanto los que lo dicen enrabietados con Aminetu, como los que creen que no debe dejar a los suyos sin ese tesoro que estos días ha acumulado y que en la Suráfrica de la lucha contra el apartheid convirtió a Mandela en el hombre clave de la reconciliación. Por ejemplo, las agencias de noticias españolas, empezando por Efe, al dar la noticia del supuesto acuerdo para su regreso, dieron a la información un curioso título: “Aminetu Haidar abandona la huelga de hambre”. Lo cual, luego hemos sabido, no era verdad, sonaba a derrota y, en cualquier caso, disimulaba la auténtica noticia que era su V de la victoria de camino a casa. Así que ya se debe estar ella imaginando los titulares si, de verdad, tira la toalla sin haber logrado su objetivo. Indignante sí, pero también debe de considerar adonde llevan esos titulares con que en los medios controlados por el PSOE se está machaconamente insistiendo en que el Gobierno no para de darle alternativas pero ella las rechaza, aludiendo a su obcecación, dando a entender que Zapatero está atrapado entre la cabezonería suya y la de Mohamed.

¿Alternativas? ¿Cuáles? Que sepamos todo se limita a lo de la oferta de un pasaporte español o la condición de refugiada (faltaría más, siendo España la potencia administradora del Sáhara). En la práctica es una farsa que condena a Aminetu al túnel sin salida (el de continuar el ayuno para evitar la humillación) porque, no nos olvidemos, eso ya lo tenían pensado en Madrid cuando decidieron convertirse en cómplices de Mohamed y aceptar su expulsión a Lanzarote. Insistir en ello, no sólo es espolear la indignación de Aminetu sino ocultar que la negociación podría ir por otros derroteros y que si no se hace es precisamente por evitar esa línea roja que Mohamed siempre tiene muy presente en sus conversaciones con España.

Si el rey Mohamed quiere matar a Aminetu con la complicidad de Moratinos, sólo hay una vía de salida, exceptuando la de obligarla a alimentarse por una sonda que, curiosamente, algunos expertos médicos se han encargado de divulgar podría ser una iniciativa ilegal. Si es así, que Zapatero no se deje embaucar por Moratinos, sólo le queda evitar la infamia para él y para los españoles, ofreciéndole a Haidar una contrapartida que compense su no retorno a su tierra del que su Gobierno es en buena parte responsable y no sólo por permitir su desembarque no deseado en Lanzarote.

Tendría que ser algún gesto que resulte muy, muy, muy valioso para esa lucha que ella pone por delante de su vida, y que no es tanto el respeto de los derechos humanos sino la autodeterminación de su pueblo. Parece lo mismo y en parte lo es, aunque con un matiz clave de por medio. Tiene que ser en cualquier caso algo importante que le permita volver a comer elevando una nueva V de victoria. Podría ser, por ejemplo (entre otras muchas posibilidades, ella es el cerebro y lo sabrá mejor que nadie), declarar de forma oficial la nulidad de los acuerdos de Madrid para que ni los reyes de Marruecos ni los gobiernos de España puedan seguir jugando al equívoco.
No es mucho pedir porque, al fin y al cabo el enviado de Moratinos Agustín Santos ya lo dijo en su primer encuentro con Haidar el pasado fin de semana, que esos acuerdos no son más que papel mojado.

Lo hizo por lo bajinis y la prensa lo reprodujo. No hubo seguimiento quizás porque, qué mala suerte, la atención mediática quedó desviada por el secuestro de los tres cooperantes españoles en Mauritania. Mohamed hará lo imposible porque se siga por este camino u cualquier otro que halle la solución al embrollo en España. Ni siquiera tolerará que Zapatero haga lo que está incluso dispuesto a hacer con los moriscos de la Edad Media, pedir perdón. Pero los españoles deben de tener claro que Aminetu no debe morir. Por el bien de los saharauis, por el bien de los españoles, que no cunda ningún engaño más.

sábado, 5 de diciembre de 2009

GRACIAS, AMINETU


Alguien metió la pata con Aminetu Haidar. ¿Quién? Difícil, decirlo porque esto ha sido como el descosido que asoma en el calcetín, generalmente a la altura de la punta de la uña del dedo gordo, y que sin intervención rápida de una acción de zurcido, acaba con la viabilidad de la prenda siendo tan culpables de la hecatombe el primer desgarro como la falta de inacción con aguja e hilo.

El descosido comenzó con Mohamed VI que una mañana se levantó sobrao. Estaba próximo el infausto aniversario de la invasión con la que su padre se apoderó del Sáhara en noviembre de 1975, y estaba eufórico. Es lo que hace la soberbia con los que se sienten todopoderosos, cuasi semidioses y a ver quién supera la tentación de no andar por la vida por encima del bien y del mal cuando ostenta el pomposo título de Príncipe de los Creyentes, lo decide todo en su reino porque tiene poderes absolutos de rey feudal y, en el extranjero, tiene bula para saltarse las normas que todos los demás estados deben respetar, porque quienes deberían reprenderle no lo hacen y, encima, le ríen la gracia. Está muy estudiado el mal que causa la permisividad con las conductas malhechoras y, tras muchos años de gozar de impunidad total, Mohamed tenía nuevos motivos para que se le disparase el voraz “yo puedo más” que acaba devorando a los consentidos en exceso.

“Esto del Sáhara ya es cosa hecha. Lo tengo todo a capón para lograr lo que mi padre, con todo lo astuto que dicen todos que fue, no consiguió, que el Sáhara sea mío de verdad, con derecho de compra y venta sobre sus riquezas. Zapatero está a punto de presidir la Unión Europea y con ello tendremos a Moratinos a los mandos, él que es tan amigo mío, que casi parece más francés que español. Sarkozy ha despistado a todo el mundo para seguir haciendo una política gaullista en África, haciendo como que él es otra cosa y, lo más importante, tiene alineado con él, a Angela Merkel. Zapatero hará lo que ellos dispongan porque, como mínimo, hará lo que diga Moratinos que viene a ser lo mismo. Como dice Sarkozy, Zapatero no cuenta porque es tonto y, además, si ahora se le ocurriese tener ideas propias sobre el Sáhara y rebelarse a Moratinos como ha hecho con la ministra de Cultura (se llama ¿Sinde?), allí estarán preparados a intervenir Francia y Alemania con un buen capón”.

En sus estancias reales de cualquiera de sus palacios (en cada ciudad marroquí tiene uno), la esencia de jazmín se le iba subiendo a la cabeza a medida que seguía ahondando en esta composición de lugar de alta geopolítica. “Es que es perfecto: Zapatero está con la soga al cuello con esa crisis que no existía (ja-ja) y ha apostado muy fuerte por subir puntos a base de lanzar todos los días un Viva Cartagena en su papel de estadista internacional en el semestre europeo. Es la gran ventaja que tiene que otros tengan que someterse a esa cosa que llaman democracia y que lo lleva claro conmigo. Sarko y Angela (Merkel) le ayudarán con los forillos que necesita para sus fotos y sus planos medios para consumo interno en horario prime-time, siempre que se porte bien. De lo contrario, que se olvide también de los golpes de efecto de ese plan África para las islas Canarias que le han ayudado a montar en Bruselas para que parezca como que allí pinta algo”.

Quizás algún asesor le llevó un té, después de prostrarse al suelo y hacer el besamanos ese que dicta el protocolo con el susurro de un “sidi” que es parecido al “mi señor” de los siervos de la gleba. Justo lo que necesitaba para un nuevo increscendo. “Hay de verdad una conjunción planetaria porque también en la zona nunca lo hemos tenido mejor, con los vecinos que podrían crearnos probemas porque siempre lo hicieron en el tema del Sáhara, como es Argelia y Mauritania. Los argelinos, tan amigos del Polisario, han tenido que recular este verano ante la ofensiva mediática que montamos con la vuelta a mi Sáhara de ese chico, hijo del cabezotas del jeque Suilem, que de joven fue dirigente del Polisario pero que no ha resultado tan testarudo como su padre. Y en Mauritania, mejor que mejor, con todos los peones que tenemos allí desde que el golpe de estado puso al frente del garito a uno de los nuestros, que para eso el presidente Mohamed Uld Abdelaziz hizo aquí su carrera militar…Obama ya puede dejar de seguir tocando las narices con sus planes de revolución buenista y democratizadora para África, si quiere que Sarkozy y Merkel le echen una mano para resolver los avisperos de Afganistán e Irak. Es más, digo yo, por qué esperar más. Ha llegado el momento de que mi pueblo vea que tiene un rey que no sólo es hijo del astuto Hassán II, porque supera al padre. Mi padre, ya, ya... con toda su fama de Maquiavelo pero aceptó esa tontería del referéndum de la ONU que yo he rechazado de plano. Es más, hoy mismo empezamos. Ya está bien de tanta historia y tanta tontería de derecho internacional: aquí o uno es marroquí o no lo es; y no hay término medio, o se es patriota o traidor”.

Quizás se le ocurrió también que su propósito debía de ir acompañado de un golpe de efecto con el que convertir el triste aniversario en una fecha para la posteridad. Quizás, simplemente, a sus subordinados se les pusieron los pelos como escarpias por lo que se les venía encima si no ponían esmero en demostrar su patriotismo.

En cualquier caso, ya fuese por iniciativa del propio Mohamed o de sus subordinados, alguien mandó aviso a los españoles, de que pensaban dar una lección a Aminetu Haidar. Lo normal es que empezase por el gran amigo Moratinos, a juzgar por lo que dijeron los policías marroquíes que esperaron a Haidar en el aeropuerto de El Aiún para obligarla a subir a un avión rumbo a España.

En principio, en Madrid lo hubiesen tenido muy fácil para iniciar la tarea de zurcido. Todos los días estamos hartos de ver cómo a los inmigrantes que pillan sin papeles en las redadas que la policía monta en las salidas de metro de los barrios obreros, lo que les espera es la expulsión. Así que a Haidar la podían haber devuelto haciendo como que había llegado en patera. Ella misma se lo puso así de fácil cuando, todavía a bordo del avión que la llevó a Canarias, advirtió al piloto de que no iba adecuadamente documentada para franquear una frontera de la Unión Europea. No cabe duda de que el piloto se lo retransmitió a la superioridad como es normal, porque además la ley obliga a las compañías aéreas a pagar con multan y pasajes la devolución de los viajeros que no vayan con el visado o la documentación que requieren las autoridades de destino. Como dice el texto de la denuncia que Haidar ha puesto, y que el profesor Carlos Ruiz Miguel reproduce en un interesante culebrón no apto para insomnes, alguien contestó que no importaba, que en este caso la legislación es lo de menos.

No se puede entender que en Madrid no aprovechasen este resquicio si no fue porque alguien dijo en la reunión que se montó para estudiar la coyuntura: "alto ahí, que esto nos puede crear un problemazo con Mojamé. No os olvidéis que, aunque oficialmente digamos y hagamos como que no, España sigue siendo la potencia administradora del Sáhara, la que de verdad debería decidir quién entra y sale del Sáhara (dentro de un orden, claro) porque Marruecos allí es un okupa que dispone de la casa pero sin tener las escrituras. Lo malo es que allí se lo tomen como que hemos decidido ejercer y tomar decisiones y ya sabéis la poca flexibilidad que tienen los reyes alauitas. Cualquier cosa que les suene a afrenta, lo mínimo es que nos monten un nuevo Perejil como a Aznar. Eso con suerte, porque también nos puede caer una Marcha Verde a Ceuta y Melilla".

-“Quita, quita que sólo pensarlo me dan escalofríos”, debió de contestar otro de los expertos que abundan en el Ministerio ayudando a Moratinos a mimar las relaciones con el “hermano” marroquí. “Es que no hace falta hilar tan fino, que ya sabéis lo sensible que anda el niño con eso de hacerse con un hueco propio en la historia y, si se ha empeñado en demostrar que ha llegado la hora de la verdad con los saharauis, cualquiera le hace hacer un feo. Ya veremos cómo lo arreglamos, pero la saharaui que se quede aquí, que menuda diferencia entre volver al nido de moscas de donde viene a vivir como una reina opositando (de opositora, claro) en el primer mundo”.

-¿“No habrá problemas?”

- “Es una loca, pero lo tenemos todo controlado: al movimiento solidario (son todos socialistas y, además, como se muevan, les dejamos sin subvenciones y se quedan sin jugar a las ONG), al Polisario (que idem de idem porque ellos también viven de las ayudas), al PP de Rajoy al que tenemos atornillado con nuestra cooperación para librarle con Esperanza Aguirre y lo que queda del aznarismo; a los de la plataforma de artistas que son todos de los nuestros (los de la ceja les dicen no?), a la prensa de izquierdas que es la que leen los del movimiento solidario y hasta la Audiencia Nacional. Así que ¿de qué preocuparse? Es el momento de demostrarle a los marroquíes lo que les venimos diciendo, que en España la situación ha cambiado y ya nadie se acuerda de los saharauis gracias a nuestras sofisticadas políticas de borrado de la memoria histórica que no nos interesa."

Sí, alguien metió la pata con Aminetu Haidar. No, como diga ella porque no se hubiesen preocupado por conocerla, sino por culpa de la maldita soberbia que da a los que mandan la ilusión de tenerlo todo atado y bien atado. Gracias Aminetu, por hacer ese gran milagro que de vez en cuando escribe la historia cuando los complejos engranajes de la alta política descarrilan por el imprevisto y siempre sorprendente alcance del factor humano, el del pueblo llano.

P.D. De vuelta. Ya lo sé, debo una disculpa. O dos, las que sean menester. Dejé el blog abandonado y no dije nada. Imperdonable, aunque la mayoría seais amigos y ya sabéis por qué fue y que fui víctima de una de esas sobrecargas de alta tensión a las que aludí en el Círculo de Bellas Artes y que son la causa de que los periodistas que andamos enganchados con el culebrón de la política española en el Sáhara y Guinea, seamos especialmente vulnerables a los bajones de defensa que produce el exceso de estrés. Ayer, creyendo que Aminetu ya volvía a El Aiún, decidí que era el momento de hacer caso a Óscar y Javi (que son especialmente insistentes) y volver a las andadas . ¿Por qué ahora, justo cuando se “resuelve” el tema? Pues porque creo que, cuando vuelva a El Aiún, si lo consigue (que quiero pensar que sí), habrá que pagarle la factura (lo digo por Moratins) a Mohamed del “favor” que le hace librándole de un escandalazo. Me temo, que a partir de ese momento se hará lo posible para que los focos nunca vuelvan a encenderse y el Sáhara vuelva a ser pasto del olvido y la tergiversación. El el respeto al sacrificio con que la salud de Aminetu pagará el milagro de haber despertado las conciencias (como dice Saramago) merece que no lo consintamos. Aunque sea con un granito de arena.

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