Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

viernes, 29 de enero de 2010

POLÍTICA EXTERIOR: ANTE TODO, OPTIMISMO


Manifestación en Madrid por el Sáhara, en diciembre, tras el regreso de Aminetu

Se acabó el 2009 y Zapatero lo celebró dando por inaugurada la presidencia española de la Unión Europea. Hizo como que no había nada que pudiese empañar ese gran momento mientras él pronunciaba de lo más solemne un discurso en el que dijo que España “afronta este periodo con su mejor entusiasmo, con su mayor vocación europeísta, para defender ante todo los intereses generales de Europa" que, añadió, “son los de España”. Se mostró eufórico porque él ve en la presidencia de la Unión Europea “la oportunidad de demostrar el fortalecimiento del papel internacional de España” que para él no es un futurible sino la conclusion del balance de 2009 un año, que, dijo Zapatero, ha demostrado fehacientemente que “somos más fuertes en el mundo”.


No lo diría por el Sáhara Occidental y el Alakrana, le vino a decir algún periodista aguafiestas en cuanto hubo oportunidad de preguntarle. No, efectivamente, lo de que 2009 ha sido “el de la consolidación de la política exterior española” no lo decía por el Alakrana (seamos realistas, lo de Somalia nos pilla un poco lejos) ni por el Sáhara (que en cambio tenemos a tiro de piedra de la frontera española) sino por haber logrado la participación de España en el G20 y el haber sido invitado al G8. Menos mal que no llegó el inoportuno a sacar a relucir lo de los tomates canarios que han entrado en la factura de pago a Sarkozy por ese bendito taburete pero, aún así, vaya una desdicha la de tener que toparse con tipos que no le tienen ningún respeto a las encrucijadas históricas.


Zapatero le contestó como se merecen los desafectos, reprochándole que es “bastante lamentable” que se intente convertir la pesadilla que Mohamed VI le montó durante un mes, en un ejemplo de lo muy vulnerables que somos a los caprichos de cualquiera, incluyendo un dictador tercermundista. Poco le faltó señalar como un impresentable antipatriota al sujeto. Es lo menos que se puede hacer con los saboteadores que rompen el hechizo de discursos con frases tan redondas como la que sigue: “Tenemos que convertir a Europa en un factor cada vez de más fuerza en el contexto internacional, una Europa que defienda, que extienda los valores de la paz, de la cooperación, del diálogo entre todos los pueblos y naciones”.


Los auténticos patriotas al parecer son los que hacen suya la consigna que se ha impuesto para 2010 en La Moncloa contra la crisis económica y política, la de prohibir el pesimismo, causa principal de que las cosas acaben torciéndose. Y en cuanto al Sáhara, ese guión optimista establece que la crisis Haidar “se ha resuelto bastante bien” y que no hubo remoloneo de Obama ni Sarkozy, como dicen los crispadores. Todo lo contrario, la ayuda recibida para evitar que Aminetu muriese en plenas Navidades en el aeropuerto de Lanzarote ha sido un ejemplo meridiano del “apoyo incondicional” con que miman a España sus socios europeos y atlánticos. Tanto es así que a otra cosa mariposa, como si ya no hubiese problema frente a las Canarias.


Por eso seguramente, el Sáhara ha brillado por su ausencia en la apretada agenda que se ha montado para el semestre de reuniones internacionales (más de 350) y actos (unos 3.000). Que si cumbres multilaterales con Marruecos (y muy especial, dicen), América Latina y Caribe. Que si atar lo de la Unión por el Mediterráneo, que si cumbres bilaterales con Estados Unidos, Rusia, Canadá, Chile, Egipto, Japón, México y Pakistán…Pero del Sáhara nada, como si todo estuviese ya resuelto en esa guerra que hierve a tiro de piedra de España y, por lo tanto, de la Unión Europea, como si no tuviese nada que ver con esa Unión Mediterránea que es como una edición de la Alianza de Civilizaciones de Zapatero pero en versión francesa.


“Lo que pasa”, diría Moratinos o uno de sus diplomáticos de confianza, “es que los que tenéis la manía del Sáhara no os dais cuenta de que en Europa, lo que a vosotros os parece muy importante es un asunto muy secundario”. A él no le van a pillar por desafecto porque ha buscado la forma de dejar corto, en cuanto a optimismo, hasta al propio Diego López Garrido que creyó que podia echarse a dormir después de decir eso de que la presidencia de Zapatero va a ser histórica porque “va a marcar el rumbo de la UE para la próxima década”.


Moratinos, que como Máximo Cajal es un patriota de tomo y lomo, se ha adherido a esta orgía de buenos augurios apuntando muy en alto. Con ese potencial acumulado en 2009, ha dicho sin cortarse, estamos en condiciones en esta presidencia europea nosotros solitos de librar al mundo de una vez por todas del problema palestino. "Quiero trabajar para que en 2010 haya un Estado Palestino que pueda vivir en paz con Israel"… “Nos hace falta, lo necesitamos lo antes posible”, ha dicho muy sentido él sin hacer caso a las ironías de la prensa europea.


Efectivamente, lleva razón en lo de que el Sáhara mejor ni mentallo, porque aunque los intereses generales de Europa sean los de España ello no quiere decir que los de España sean forzosamente los intereses de Europa, especialmente si Sarko y Merkel no están por la labor y no hay manera de que lo estén. Y para Sarkozy y Markel es mucho más urgente resolver el problema palestino que el del Sáhara gracias a la gran necesidad que tiene Zapatero de un taburete en las cumbres de los grandes y, sobre todo, a que los saharauis no sigan el ejemplo de los palestinos o los Al Qaeda para que les escuchen en Bruselas o Washington.


Además, resulta mucho más agradecido cualquier tema que no lleve nuestra impronta, que, no se sabe por qué, siempre es potencial fuente de disgusto para un residente en La Moncloa, sea del signo que sea. Véase el ejemplo que acaba de dar Cuba, un tema muy nuestro y que también interesa a los europeos. Pero no acababa de prometer muy solemne Moratinos que la presidencia española se va a dedicar a tender puentes entre Bruselas y la isla, y ya los Castro le habían dejado en ridículo internacional. Inexplicable, porque a ver a qué viene ese pollo con la expulsion de Yáñez cuando Moratinos el puente se lo había diseñado al regimen cubano a su gusto, olvidándose de las damas de blanco y certificando que ahí, como en Rabat, El Aaiún o Malabo, hay una democratización en permanente e indefinida marcha.


No hay quién lo entienda como no sea que ahora los Castros también se hayan pasado al quintacolumnismo en contra de Zapatero. Lo que sí es comprensible es el enfado morrocotudo de la escritora Zoé Valdés en Cuba, el de Severo Moto, las familia de Saturnino Mbomio Nkono y Juan Ondo Micha en Guinea , y, por supuesto, en el Sáhara, el de Aminetu Haidar y sus siete compañeros de lucha por las libertades que corren el riesgo de ser condenados a muerte por un tribunal de Casablanca.


P.D Por cierto, lo he confirmado, no era una imaginación lo que vi el domingo pasado en el canal 24 horas de Televisión Española: el que andaba con una túnica blanca en el estreno del segundo mandato presidencial en Bolivia de Evo Morales, era Mohamed Abdelaziz, presidente de la RASD. Se le vio muy bien con su bigote y su barbita en lugar de honor junto al príncipe Felipe de España y Evo Morales, pero era tan extraño que en la tele dijesen los nombres de otros altos dignatarios y no el suyo, que pensé que quizás me había equivocado…Es más, parecía como que el problema es que no se lo podían quitar de en medio del encuadre…


jueves, 21 de enero de 2010

OBIANG SACA PARTIDO A LAS “FILTRACIONES INTERESADAS” EN LA AUDIENCIA NACIONAL

Severo Moto con varios miembros de su Gobierno en el exilio en Madrid, en 2006.
Foto: Ricardo Aznar


El juez Baltasar Garzón tiene más razón que un santo cuando dice que es muy grave que en los tribunales se vulnere el secreto de un proceso penal. A él, por ejemplo, la filtración de una correspondencia suya con el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, le ha provocado una“grave e irremisible indefensión”. Como él dice, la publicación en un periódico de esas cartas que estaban en poder del Tribunal Supremo y que reflejan lo muy amigos que son Garzón y el banquero, es más que probable que haya sido “interesada”. ¿Acaso hay filtraciones que no lo sean?

Sí, algo raro pasa con los jueces españoles, que este tipo de problemas se produce muy a menudo. Hay de qué estar preocupados porque incluso quienes no le tengan simpatía a Garzón, tendrían que abordar el tema como un preocupante síntoma de mal funcionamiento de la justicia española que hoy le ha tocado al superjuez de la Audiencia Nacional, pero mañana podría tocarle a Perico el de los palotes.

Garzón lo ha comprobado a pesar de que no se tomó muchas molestias por resolver esta cuestión en su propia casa, la Audiencia Nacional, con las terribles consecuencias que ello puede arrastrar con los asuntos tan peliagudos que allí se llevan. Ya podrá él quejarse amargamente pero, en su caso, puede darse con un canto en los dientes porque no hay más consecuencias que las jurídicas y él está en condiciones de protestar y denunciar la irregularidad ante el Consejo General del Poder Judicial. Pero ¿qué pasa si, por ejemplo, el beneficiario de esas filtraciones es un Al Capone elevado al cubo (por lo menos) como el todopoderoso y temible dictador Teodoro Obiang?

No estamos con divagaciones teóricas. Saturnino Mbomio Nkono, un opositor guineano que militaba en el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial y que vivía en la antigua Santa Isabel, pagó con su vida una de estas filtraciones interesadas. Saturnino (al que en un principio se identificó erróneamente como Saturnino Ncogo Mbomio) fue uno de los primeros detenidos en la redada desatada por la tiranía guineana en abril de 2008 tras enterarse Obiang de que en España se estaba investigando una presunta trama que planeaba derrocarle y matarle.

Había secreto de sumario en este procedimiento que llevaba la Audiencia Nacional de Madrid. Pero alguien filtró interesadamente a Obiang que se le acababa de salvar de una buena al descubrir un supuesto tráfico de armas con las que iban a asesinarle. Con un país que flota sobre una de las mayores reservas de petróleo y gas de África, Obiang (dueño absoluto de esa colosal riqueza) tiene una gran facilidad por tener amigos hasta en el infierno, dispuestos a lo que sea menester con tal de beneficiarse de la munificencia con la que el dictador compensa a quienes velan (o le venden que velan) por su seguridad y permanencia en el poder.

Garzón, que no estuvo entre los cuatro magistrados que trataron el asunto en la Audiencia, tiene suerte de gozar de las ventajas, a pesar de sus imperfecciones, del estado de derecho. Saturnino, en cambio, fue asesinado brutalmente a golpes en una celda de la cárcel de Black Beach de Malabo, un centro de tortura gestionado con tal eficacia de sufrimiento que, a su lado, la Escuela de Mecánica de la Armada de la dictadura argentina fue un hotel de cinco estrellas.

El resto de los quince militantes del Partido del Progreso que también fueron detenidos esos días no tuvieron tan mala suerte. De momento. Seis de ellos siguen pudriéndose en los calabozos.
El resto fueron liberados con cuentagotas al cabo de un tiempo aunque, las palizas y torturas que han sufrido a manos de los esbirros de Obiang los han condenado a una muerte lenta, pero tan inevitablemente prematura como la de Saturnino. Juan Ondo Micha, por ejemplo, no logró celebrar el 2010 a pesar de haber logrado trasladarse a España para intentar aplazar su ejecución con los medios y solvencia de los medicos de un hospital de Sevilla.

El juez Garzón, que tiene en Guinea una de sus dos excepciones en materia de justicia universal (la otra, hasta que no rectifique fehacientemente es la del Sáhara), no tuvo bajo su responsabilidad la investigación de la supuesta trama golpista. Pero se echa de menos que él, tan sensibilizado como está con el problema de la vulneración del secreto en los tribunales, hasta el momento no haya dicho esta boca es mía.

P.D.
El Sáhara, ¿un estado fallido? Estimado “Editor”, no acabo de ver de dónde sale esa certeza con la que se vaticina que un estado saharaui será inevitablemente un estado fallido. Por supuesto que en política, como en la vida, no se puede poner la mano en el fuego por nadie (quién se hubiese imaginado la defunción de la muy europea Yugoslavia). Pero volviendo al Sáhara y Marruecos, a priori, donde desde luego no veo ninguna posibilidad de éxito es en un estado marroquí prolongando su desastre y desgobierno económico, social y politico a un Sáhara anexionado a base de chantajear a España y saltándose las reglas de convivencia pacífica de la comunidad internacional. Ahí lo que veo son dos desastres asegurados por el precio de uno. En cualquier caso, efectivamente llevas razón, este punto del argumentario promarroquí merece más atención (lo de Cajal y sospecho premeditada omisión ya lo tenía previsto). Muchas gracias por tus sugerencias que aprovecharé para próximos temas en este modesto diario geopolítico.

lunes, 11 de enero de 2010

EL INQUIETANTE PATRIOTISMO DEL EMBAJADOR CAJAL



Manifestación en Madrid el pasado 19 de diciembre tras el regreso de Aminetu a El Aaiún.

Los marroquíes deben de estar que trinan y han pedido a sus peones en España que hagan algo para acabar con el para ellos maldito efecto Haidar, que se movilicen o…No hay otra explicación para que un embajador como Máximo Cajal se pringue de forma tan poco fina y elegante con los más rancio del argumentario de los sultanes alauitas, haciendo suya incluso la artillería con que la diplomacia marroquí hizo pinza con el Reino Unido contra la España de Franco en la cuestión de Gibraltar con la esperanza de que, atornillando por ese lado (menuda obsesión la de la diplomacia franquista con La Roca, decían), el Sáhara, Ceuta, Melilla e, incluso las Canarias caerían como fruta madura en su cesta de la reivindicación de un gran Magreb.

La desesperación se lee entre líneas en las contradicciones que enlaza una invocación de patriotismo (el supuesto interés nacional en tema de seguridad) en boca en un diplomático que ya se hizo famoso hace años al ponerse del lado de los intereses marroquíes en la cuestión de Ceuta y Melilla, defendiendo su supuesta marroquinidad, como si en lugar de embajador de España estuviese al servicio del sultán alauita.

Su falso patriotismo tiene un objetivo, tocar la fibra sensible de los españoles que empiezan a sufrir una indigestión de buen rollito para defender la entrega del Sáhara a Marruecos disfrazando la tergiversación con la razón de estado o, para adecuarnos a su invocación a Maquiavelo, de ese supuesto fin cuyo logro justifica los medios, sean cuales sean. Por eso, además de meter en su coctelera todo el argumentario promarroquí del realismo a lo Van Walsum y de las ONG de prevención de estados fallidos, apunta a una proposición que, como diría el Padrino, ningún español en su sano juicio puede rechazar: la de tener garantizada la seguridad de su casa.

Después del desastre sufrido por el efecto Haidar, lo más aprovechable de lo que ha quedado en pie del argumentario promarroquí es la tesis de que un estado independiente saharaui sería un problema añadido a los muchos que ya tiene España. En este ataque de rabioso patriotismo el secuestro de tres cooperantes españoles en Mauritania por la supuesta sucursal de Al Qaeda en el Magreb se esgrime como ejemplo de lo que se nos vendría encima con un estado saharaui independiente. Es más, dicen, eso sería sólo el principio, lo peor está por venir.

Así que, en nombre de los intereses nacionales, ahora toca convencer a los españoles de que un Gran Marruecos frente a las costas de Canarias va a garantizar nuestra seguridad a pesar de que ya tenemos más que comprobada la insaciable voracidad del expansionismo alauita que, en cuanto consigue uno de sus objetivos (Tarfaya, Ifni o Sáhara, por ejemplo), lo primero que hace es olvidar las promesas que hizo al Gobierno de turno para que España suelte la presa (acuerdos comerciales incluidos) y pedir más. Toca también poner mucho énfasis en que Argelia tontease con el independentismo canario sin aclarar que ello tuvo que ver con una pataleta por la mala pasada que le jugaron los franquistas en 1975, favoreciendo a Marruecos con la entrega del Sáhara, y que quienes de verdad reivindican las Canarias como suyas son los marroquíes. De paso, también se omite que para defender que las islas afortunadas son suyas, el marroquí de a pie tiene muy interiorizado el argumento de la proximidad del archipiélago a sus fronteras (las que todavía no incluyen internacionalmente el Sáhara) y que la marroquinidad del Sáhara acortaría la distancia y fortalecería sus pretensiones.

Toca también decir también que los españoles tenemos que pasar de los problemas fronterizos entre Marruecos y Argelia, mintiendo doblemente porque ello supone convertir la cuestión del Sáhara en un asunto fronterizo y, de paso, ignorar lo demasiado cerca que está España del escenario de un conflicto que, inevitablemente, nos alcanzaría con su onda expansiva.

De acuerdo, rindámonos ante el buen criterio de un diplomático muy de izquierdas y seamos realistas. En el nuevo año que acaba de arrancar no pensemos más que en nuestros exclusivos intereses. Hagamos como que Marruecos y su colaboración son la garantía de nuestra seguridad olvidando que el férreo control de los servicios secretos marroquíes sobre sus ciudadanos (fuera y dentro del país) no nos aseguró la vacuna contra el 11-M; hagamos como que no nos hemos dado cuenta de que la seguridad es una baza adicional a la de la reivindicación de Ceuta, Melilla, las Canarias y las invasión de pateras, con la que los sultanes alauitas nos chantajean en cuanto no nos plegamos a sus exigencias; hagamos como que un conflicto tan cerca de nuestras fronteras no nos afecta o que podemos permitirnos el lujo de que se cierre en falso como si las chapuzas no abriesen las puertas a ese tipo de maniobras con las que los intereses espúreos del coltán, el petróleo y los diamantes lograron arrasar Sierra Leona Liberia, Angola, el Congo o Uganda manipulando los odios religiosos y tribales. ¿Estamos seguros de que estamos hablando de nuestros intereses?

Si estuviésemos hablando de Afganistán o Irak, dirían que no. Cuando se trata de frenar el terrorismo islámico en esas tierras lo primero que hacen es echarle la culpa del éxito de Al Qaeda a la injusticia, la pobreza y la tiranía que sufren las poblaciones. Es cuando toca hablar de cómo garantizar la seguridad en el Magreb, que cambian de chip súbitamente y venden la moto de que un régimen como el marroquí, que usa como método para imponer su autoridad la violación de las mujeres (tanto saharauis como marroquíes), es garantía de estabilidad y freno al terrorismo islámico.

Habría que investigar con los padres y hermanos de las chicas saharauis violadas delante de los suyos para que la vergüenza caiga sobre toda la familia para comprobar que, efectivamente, esta es la receta para cortarle el paso a las tentaciones de desquite que ofrecen a los desesperados los Bin Laden de turno; o a los de Hayat Erguibi, esa muchacha sodomizada por un policía con su porra, una de las pocas que se ha atrevido a revelar su deshonra públicamente; o a los de Zahra Budkur, la joven estudiante marroquí que lleva casi un año pudriéndose en una mazmorra por haber protestado por la mala calidad de la cocina en la universidad y a la que sus carceleros obligaron a permanecer desnuda mientras contemplaban cómo sangraba por su mestruación. Sí, seguro que no hay peligro de que estos padres y hermanos se echen un día al monte porque ya se sabe que los mismos que se baten el cobre contra el avieso racismo occidental para que la mujer inmigrante musulmana proteja su pureza bajo un pañuelo o un burka, están dispuestos a que vejen a sus hijas por el bien de nuestra seguridad.

Aún así, habría que plantearse otra cuestión. ¿Podemos dormir tranquilos con una seguridad gestionada por quienes violan, sodomizan y torturan a jovencitas y adolescentes sin que les tiemble el pulso? Véte a saber qué hay en la cabeza de quienes son capaces de esto y peor con tal de satisfacer a un sultán feudal al que, a su vez, no le importa que se viole, sodmice, torture y asesine a inocentes con tal de quedarse con una tierra que no es suya.

Desde luego nada que convierta en baza segura un concepto de seguridad que pretende culpar a Aminetu Haidar en particular, y a los saharauis en general, de la difícil situación en la que se hallan tres españoles en el Sáhara de Mauritania o Malí. No vaya a ser que en sus brutales y retorcidas mentes estos argumentos conviertan la inseguridad española en el factor con el que contrarrestar el “efecto Haidar” que, como reconoce el embajador Cajal, ha dejado muy tocado al régimen de Rabat.

jueves, 7 de enero de 2010

INTERESES GENERALES Y ARGELIA

El del interés general (o nacional) es una invocación reservada a las relaciones hispano-marroquíes. Nunca se la oímos a un político español en relación a Argelia, a pesar del mucho énfasis que se pone en la equidistancia de España ante dos vecinos que no se llevan bien entre sí pero que son igual de importantes para la seguridad y bienestar español. Ni siquiera con motivo de una cumbre como la que se ha celebrado hoy en Madrid entre el presidente Zapatero y el de Argelia Abdelaziz Buteflika, clasificada por los propios cerebros de la política exterior española como el gran evento diplomático de este mes junto a la inauguración del semestre presidencial europeo.

Nunca se dan demasiados detalles sobre qué consiste ese interés general en clave marroquí. Sólo líneas generales: que si grandes oportunidades de negocio que nuestra deficiente economía no puede permitirse el lujo de desperdiciar, la indispensable cooperación en la lucha antiterrorista y una buena sintonía para que en la otra orilla del Mediterráneo nos guarden las espaldas en materia de flujos inmigratorios. Suponemos que en este interés general entran, por citar un ejemplo, la plusvalía de 223 milllones que el Banco del Santander acaba de lograr por la venta del 10% de un banco marroquí que Emilio Botin no hubiese podido comprar si no hubiese movido los hilos en Rabat y Madrid para ganarse "las bendiciones del rey Mohamed VI". Un buen ejemplo de cómo los países emergentes (o casi) pueden compensar los malos resultados en los muy desarrollados.

Por supuesto, en ese tipo de negociaciones y logros siempre hay unos toma y dacas que tienen el asunto del Sáhara como trasfondo. Lo que siempre pide el rey Mohamed es una ayuda que va en contra del respeto de la legalidad internacional. Pero ahí está la fórmula mágica del "interés general" con la que llamar al orden a todo insensato que tenga la ocurrencia de irritar a los sultanes alauitas con el tema del Sáhara, da igual que sea desde una tribuna política o un periódico. Será fulminado con la excomunión con la que se castiga el ataque a un dogma de fe.

Los buenos resultados del Santander en Marruecos, no aclaran sin embargo el misterio del no interés general con Argelia porque, por muy impresionantes que sean, nada impediría repetir la jugada con el vecino argelino. De hecho, a Botín le hacía mucho ilusión ampliar esa rama de sus negocios financieros. Lo hubiese tenido más fácil si la frontera entre Marruecos y Argelia no llevase años cerrada y Buteflika, se haya mantenido en sus trece con el cerrojazo como represalia a la ocupación marroquí del Sáhara. Por supuesto que, cuando se negocia en Argelia de lo que sea, también sale a relucir el asunto del Sáhara pero por lo contrario que pide Marruecos. Argelia lo que quiere de España es el apoyo que le debe como autoridad administradora al pueblo saharaui para su autodeterminación. Y debería jugar con ventaja porque, además de todas las bazas con las que cuenta Marruecos, en Argelia tienen una de mucho peso que le falta a Mojamé, la de un inmenso poderío energético que en términos económicos nos interesa muchísimo.

Ni la dependencia de España del suministro de gas argelino (cifrada en un 35% de los suministros) ni las posibilidades de proyección internacional que ofrece la alianza estratégica ente nuestras multinacionales del petróleo y el gas con la estatal argelina Sonatrach; ni los jugosos beneficios que ofrecen la exploración de nuevos pozos de petróleo y gas (por las que están a la greña franceses y americanos); ni los ingentes ingresos que ofrecen a las empresas constructoras un país con la billetera repleta por sus experotaciones energéticas, merecen el título de “interés general”.

Así ha sido desde 1975 y ni siquiera la inminente puesta en marcha del nuevo gaseoducto Transahariano que bombeará a través de Níger hacia los puertos argelinos el gas de las reservas de Nigeria (las mayores de África), parece que conmuevan a nuestros políticos. Lo que se adivina detrás de la tapadera del dogma de fe, sin embargo, es una congénita miopía de sus intereses de corto alcance y las largas manos de los intereses de Francia que sí tiene claro que quiere convertirse en la gran potencia energética de Europa y, para ello, necesita poner las manos en Sonatrach. Empeñado en no ceder en su propósito de una solución francofonizadora para el Sáhara, Sarkozy, al igual que Chirac, apuesta por llevarse el gato al agua presionando a España en otros frentes de su débil acción exterior y moviendo los hilos del catalanismo que ha impuesto su batuta en la política energética española.

miércoles, 6 de enero de 2010

LAS COMPLICACIONES DE GARZÓN CON EL SÁHARA

Una buena noticia, aparentemente. Garzón reactiva la querella por el genocidio perpetrado por el régimen marroquí contra el pueblo saharaui. Digo aparentemente, no por escepticismo sino porque he repasado varias veces el texto de la información tal como ha aparecido en varias agencias, y no lo dan tan por hecho como la Cope que dio la exclusiva de que el superjuez viajará a Argelia los próximos días para tomar declaración a trece saharauis víctimas de crímenes contra la humanidad cometidos por los invasores marroquíes entre los años 1976 y 1987.

La Cope recuerda lanzando las campanas al vuelo que estos 13 testimonios imputarían a 32 altos cargos de Mohamed VI. Hasta ahí parece que los Reyes de Oriente se hayan adelantado. Pero luego leo qué dicen las agencias Efe y Europa Press y en sus redacciones no se da la cosa tan hecha. Uno de los titulares dice que Garzón "ha pedido ayuda a Argelia" para poder realizar su misión judicial sin confirmar luego en el resto de la noticia que se la hayan concedido. Bueno, que no cunda el pánico, está a punto de llegar el presidente argelino Buteflika de visita a Madrid, y el ambiente debería ser propicio para que le den a Garzón la ayuda que solicita y, más si es para ayudar al pueblo saharaui y, de paso, meterle el dedo en el ojo al engreído de Mojamé.

Ahora, la ayuda que pide Garzón a los argelinos no es para que le den apoyo logístico en un territorio difícil de visitar sino auxilio judicial. Garzón ha cursado una comisión rogatoria para poder interrogar en ese país a los testigos, por lo visto, porque por esa nebulosa de los trámites a los que se deben las oficialidades no se lo puede pedir a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La razón es obvia, aunque hay muchos países que han reconocido el estado proclamado por el Frente Polisario en 1976, España no se encuentra entre ellos. De hecho, añaden estas noticias, cuando Garzón en un primer intento consultó al Ministerio de Exteriores en Madrid, le contestaron que nada podían hacer por sus gestiones porque no hay relaciones diplomáticas entre España y la RASD.

Por eso, el pasado 5 de febrero el juez ya solicitó cobertura a las autoridades judiciales argelinas aprovechando que Argelia sí reconoce a la RASD como estado. Los argelinos contestaron a Garzón que, lo de la comisión rogatoria no era con ellos con quienes tenía que hablarlo, que tratase directamente con la RASD. Lógico también, porque si Argelia reconoce a la RASD como entidad estatal independiente, no tiene sentido pedir en Argel ningún permiso de tipo oficial en relación a los saharauis a menos que se reconociese implícitamente eso que dicen en Marruecos de que la RASD es el estado fantoche creado y tutelado por los argelinos. Así que ya vamos por el segundo intento...y ello explicaría en parte lo de la lentitud de Garzón en este caso. Vale.

Lo que sin embargo no entiendo es para qué necesita el juez Garzón pedir la colaboración judicial argelina si su trabajo lo va a hacer, como parece, en la RASD, es decir, no en esos campamentos que fueron situados en territorio argelino para que los saharauis pudiesen escapar a los bombardeos de napalm marroquí, sino en lo que solemos llamar los territorios liberados, la parte del Sáhara español que quedó en poder del Polisario.

Garzón no es un propolisario, lo ha demostrado fehacientemente y está bien que así sea porque los jueces no pueden permitirse esos lujos. Pero si con el Haidargate hemos quedado con que el Sáhara ocupado por Marruecos sigue estando (de acuerdo a derecho) bajo la autoridad administradora española porque no se ha descolonizado y así será hasta que se celebre el referéndum de la ONU justo y libre… el Sáhara español bajo control del Polisario está jurídicamente en la misma situación. Así que, de la misma forma en que Aminetu no necesita pasaporte para viajar entre Lanzarote y El Aiún y viceversa, tampoco tiene que pedir Garzón permiso ni a Argelia ni a la RASD para trabajar allí porque, para un juez (y más si es español) el Sáhara no debería ser otra cosa que un Territorio No Autónomo administrado por España.

¿A que no tiene que pedir comisiones rogatorias para ir a Valencia a ver qué ha pasado con Camps y sus trajes? Pues lo mismo con Tifariti, el Aiún, Bir Lehlú o SmaraA menos que, se quiera complicar la vida inútilmente. También podría ser, que Garzón esté promocionando un movimiento para que España, por fin, haga un traspaso de la administración al pueblo saharaui como se suele hacer en la mayoría de las descolonizaciones, que para eso el pueblo saharaui y no el marroquí es el legítimo dueño de esa tierra (lo dijo el Tribunal de La Haya). ¿Podría ser? (Se lo preguntaremos a los expertos en derecho).

En cualquier caso, una vez saltado el obstáculo de la burocracia de y entre Estados que amenaza con montarle una espiral sin fin, a Garzón sólo le quedaría lidiar con el enfado de Mojamé que, ya tenemos más que comprobado, suele ser inevitable y morrocotudo cuando se toca el Sáhara. Tengo la impresión de que esa misión de Garzón, efectivamente, al sultán no le iba a gustar ni un pelo.

P.D. Espero que a estas horas estéis disfrutando de los regalos de los Reyes de Oriente y de más jijona. Aunque sea con retraso feliz año, Aminetu. La pena es que los Reyes no hayan podido pasar a tu casa por el cerco policial. Pero, como dice Javier Perote, este 2010 promete mucha intensidad, no hay más que ver, como bien explica el profesor Ruiz Miguel lo nerviosos que están en Rabat.

Compartir en redes sociales