Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

domingo, 27 de febrero de 2011

INCENDIO PROVOCADO POR MARRUECOS EN DAJLA


Coches destruidos en los enfrentamientos de Dajla.

Foto enviada por Elmami Amar Salem, Presidente de la Organización Saharaui contra la tortura (Codesa) en Dajla.

Mientras todas las miradas están puestas en lo que pasa en Libia, una nueva batalla campal ha estallado en el Magreb, en Dajla, la Villa Cisneros de la antigua provincia española del Sáhara Occidental. Las noticias que llegan son alarmante no sólo por la gravedad de los hechos sino porque apuntan a que el incendio no lo prendió la justificable ira popular de los saharauis oprimidos sino una maniobra del Ministerio del Interior marroquí para frenar los disturbios que está habiendo en Marruecos, aunque Televisión Española no se haga eco de ello (sí lo hace, en cambio con las protestas en Argelia ¿por qué será?).


Tanto los testimonios que van llegando desde Dajla de las asociaciones de defensa de los derechos humanos como los testimonios de residentes allí que he podido recoger por teléfono, relatan que los disturbios no empezaron (como se dijo en un primer momento) como una protesta contra un festival cultural de adhesión promarroquí que estaba empezando en Dajla, sino con el asalto de las viviendas de los saharauis perpetrado por bandas de jóvenes procedentes de un gueto de colonos marroquíes (Uakala), aleccionados, entrenados, alentados y teledirigidos por la policía del majzén.


No es la primera vez que estas milicias civiles han actuado. Pero en esta ocasión, representantes del propio ejército y residentes marroquíes que no comparten esta estrategia, han reconocido a saharauis que han intentado mediar para acabar con los enfrentamientos que han seguido, que el terror sembrado por estos grupos es cosa de la policía: al parecer, se ha aprovechado para dar rienda suelta a los agresores la retirada del grueso de las fuerzas militares hacia el norte, iniciada hace dos semanas en previsión de un contagio de la explosión de la ira contra los autócratas dentro de Marruecos. Los jóvenes colonos han vuelto así a convertir el Sáhara en un escenario de muerte y sufrimiento pero, sobre todo, han hecho saltar esa pequeña chispa que sólo requería la alta tensión que reina allí abajo para que el polvorín estallase y el fuego y se extendiese a otras localidades saharauis.


Hay muchos saharauis que reconocen desde Dajla que la maniobra persigue ese escenario al que aludí el pasado día 18 (leer pinchando aquí), el de lograr que la revuelta que todos esperan en Marruecos empiece antes en el Sáhara Occidental. En Rabat cuenta con ello para frenar con una llamada al patriotismo el tsunami en zonas como el Rif donde, la pasada semana, ya se demostró que está el punto más caliente de la oposición al rey Mohamed VI. Muchos saharauis son conscientes de la trampa pero reconocen que las nuevas muertes, violaciones de mujeres y atrocidades han disparado una espiral de acción y reacción que va a hacer muy difícil parar a los suyos. Anoche, por lo visto, se habían montado barricadas en Dajla, los saharauis pedían armas e incluso hubo algún disparo. Pero, dicen, ellos son como mucho 6.000 y los marroquíes 80.000.



sábado, 19 de febrero de 2011

EL TSUNAMI DE LA IRA: ESCENARIOS EN EL MAGREB (II)



Niños en los campamentos del Frente Polisario en Tinduf.
Foto: Ricardo Aznar


(Respuestas y reflexiones a comentarios del 5 de febrero)


Mañana es el día D del tsunami de la ira en Marruecos. ¿Podría el rey Mohamed VI, en caso de sentir que la ola va a arrancarle el Sáhara, volver a hurgar en la memoria histórica de las antiguas rencillas de las tribus de la antigua provincia española? Esa creo yo, es la preocupación que ronda en el comentario firmado poe Diaspora Saharaui al señalar que la reunión celebrada en Marrakech a finales de enero puede ser una trampa del Majzén (si no os acordáis, pinchar aquí).

Las connotaciones tribales siempre suelen ser un tema muy pero que muy, muy tabú al hablar del Sáhara Occidental. La resistencia contra los invasores marroquíes ha curtido la conciencia nacional saharaui y aparentemente relegado a un segundo plano esas distinciones que siempre jugaron en contra del interés general de la población. Pero, tan identificado ha quedado el factor tribal como coladero del juego de terceros en el Sáhara Occidental antes, durante y después de la colonización española, que todavía hoy la mera mención a las categorías tribales despierta gran suspicacia entre los amigos de la causa. Y con razón.

Ya en 1991, desde Rabat se jugó al divide y vencerás que estuvo en un tris de desembocar en un enfrentamiento entre saharauis en el territorio coincidiendo con el desembarco de los cascos azules de la MINURSO, la misión de la ONU que como sus siglas indican tiene como objetivo organizar el referéndum de autodeterminación que, desde entonces, permanece en un limbo.

Ahora, con el tsunami sacudiendo todos los postulados en los que estuvo anclada la geopolítica en el norte de África y Oriente Próximo, estamos ante otro momento clave para el destino del pueblo saharaui. Si el tribalismo siguese siendo en su caso una caja de Pandora, es el momento ideal para que los invasores marroquíes intenten abrirla para dejar sueltos unos demonios que jugarían a su favor. Poniéndonos en lo peor, la reaparición en escena del tribalismo saharaui podría incluso servir de baza a Mohamed VI para convencer al presidente Obama de que la independencia saharaui es un espejismo sin más posibilidad de concreción que el de un estado fallido que añadiría nuevos problemas a la zona.

Este juego, explicaría efectivamente que las autoridades marroquíes no sólo permitiese la reunión de Marrakech sino que luegon le diesen eco en varios medios en árabe. Sin embargo, como añade el comentario firmado por Poemarios, hay un lenguaje y un discurso que no es el que suele promover el majzén cuando recurre a estos tejemanejes. ¿Por qué lo ha consentido el majzén? Se me ocurren dos hipótesis: dada la situación, más vale no encender chispas y dejarles hacer hasta que pase el peligro de la ola; y la segunda, la de que, aunque el majzén no tengan el control de la movida, haya visto la manera de sacarle provecho para su causa anexionista.

¿Cómo? El haber aireado la noticia de la reunión, poniendo mucho énfasis en el protagonismo de los Ait Lahsen podría haber propiciado otra trifulca en el Sáhara y así dar fundamento a la principal barrera preventiva a la quedada de mañana de la población marroquí. Ese discurso al que me refería ayer con el que le dice a su opinión pública: si sois patriotas hay que volver a dejar a un lado las aspiraciones a un cambio de régimen o Argelia aprovechará el lío para azuzar al Frente POLISARIO y arrancarnos el Sáhara.

Las noticias que llegan desde el Sáhara ocupado es que las víctimas de la masacre de noviembre están con las espadas en alto. En un ambiente que está a la que salta el tribalismo puede también actuar como la espoleta de una carrera para no ser menos que los Ait Lahsen y a ver quién se cuelga esta vez la medalla de haber sido el valiente en echarse a la calle. Si con su tolerancia el majzén perseguía pinchar el orgullo guerrero tan a flor de piel de los beduinos, no les salió bien la jugada.


¿QUIÉN ORGANIZÓ EL PLANTE DE GDAIM IZIK?

Es el momento de hacer una precisión. No es exacto decir, al menos basándose en las declaraciones de Mohamed Fadel Brahim, (obrero de la construcción y ex miembro del buró político del Polisario), que los Ait Lahsen se atribuyan el mérito exclusivo ni el liderazgo del plante del campamento de Gdaim Izik sino, simplemente, el haber sido el punto de arranque. La diferencia es evidente: el primer joven que se quemó a lo bonzo en Túnez en un ataque de desesperación ante la soberbia y la injusticia pasará a la historia como el héroe que encendió la mecha a la revuelta popular pero no como el líder que la organizó; y el que todo empezase por un puesto de verduras y hortalizas no impidió que la protesta que derribó a Ben Alí fuese algo más que una reivindicación del gremio hortofrutícola.

Como contaba en este diario, el propio Mohamed Fadel Brahim reconoció que a las tiendas de los suyos se unieron en un “Todos a una Fuenteovejuna” las de los saharauis de las demás tribus y que allí estuvieron aguantando el tirón todos juntos.

Lo que no entiendo en el comentario de Diaspora es esa alusión al censo español (“las familias de Gdeym Izik eran esencialmente la gente del censo español”). ¿Es que hay saharauis que hayan quedado excluidos del censo español?

viernes, 18 de febrero de 2011

EL TSUNAMI DE LA IRA: ESCENARIOS EN EL MAGREB (I)

A Mohamed VI el tsunami de la ira le tiene aterrado. El síntoma más evidente de sus apuros es que ahora esté dispuesto a aceptar un plan Baker II que en su momento rechazó de forma virulenta, tildando al mismísimo James Baker (padre del proyecto) de indeseable propolisario. En Argelia también hay preocupación pero no es lo mismo, entre otras cosas porque el majzén marroquí tiene dos frentes, el suyo y el saharaui. Utilizando métodos que le dieron buen resultado a su padre Hassán II en 1975, Mohamed VI ya está intentando liar a las fuerzas opositoras y a los indignados de a pie con el rollo de que, si se mueven y acuden a la quedada del domingo promovida por Facebook, harán el juego de los “separatistas” saharauis. Funcionó en 1975 pero, ¿podría volver a darle resultado a Mohamed VI ahora que, 35 años después, se ha demostrado que las tesis alauitas sobre el Sáhara Occidental han sido una gran tomadura de pelo para su pueblo?


El majzén apuesta porque nada ha cambiado, a la vista de la energía invertida por sus intoxicadores en la red con el fin de hacer creer a los potenciales indignados de que quien está manejando los hilos de Facebook es en realidad Argelia y el Frente POLISARIO. Cualquiera diría que hasta les vendría bien en Rabat, para evitar la amenaza del estallido de la ira, que la posible protesta empezase en el Sáhara y no en Marruecos.


Sin duda, el peligro para el trono alauita viene de su población y no del Sáhara Occidental que, hasta la fecha sigue sin ser reconocido como marroquí por la comunidad internacional. Los saharauis no están ni por número ni por medios en condiciones de repetir las gestas de los tiempos de los almorávides o, más recientemente, del chej Ma el Ainin, marcando la pauta al norte plantándose a golpe de arrojo en el mismísimo Marrakech.


En este entorno altamente inflamable cabe sin embargo, otra posibilidad la de que se produjese un hipotético efecto contagio a la inversa, con una explosión de ira en el Sáhara que saltase a Marruecos. Un síntoma de que en Rabat están teniendo en cuenta este escenario es el que ahora se esté intentando resucitar a toda prisa el Plan Baker II. Las prisas, evidentemente son de Marruecos y su súbito cambio de postura (el POLISARIO en 2003 aunque a regañadientes, lo aceptó) no tiene otra explicación que la de una iniciativa para prevenir la ira en el frente saharaui donde, la brutal represión del campamento de Gdaim Izik ha dejado desde noviembre un ambiente de espadas en alto.


Las noticias que llegan del interior del Sáhara ocupado es que el majzén ya no puede confiar ni siquiera en los saharauis que no comulgan con el POLISARIO y que, hasta la masacre, creyeron en la posibilidad de un acuerdo con los ocupantes. La cuestión es saber hasta dónde llega su ira: ¿aceptarían ahora los familiares de los desaparecidos, detenidos, torturados, degollados, los padres y hermanos de las mujeres violadas en noviembre , un plan Baker II cuyo principal efecto es dejar las manos libres a Mohamed VI contra los suyos si llega el tsunami?


El escenario no está completo sin las variables relativas al Frente POLISARIO y Argelia:

¿Hasta qué punto no le conviene a Argelia ahora hacer causa común con Mohamed VI para prevenir el tsunami?


¿Estaría ahora el Frente POLISARIO en condiciones de rechazar ese plan Baker II? Motivos no le faltarían.

viernes, 11 de febrero de 2011

LA DUDOSA DIPLOMACIA DE BONO EN GUINEA ECUATORIAL

En un momento clave para la causa de las libertades, en el que dictadores como Teodoro Obiang se sienten amenazados por el efecto contagio de la explosión de hartazgo popular contra los regímenes opresores y corruptos que ha barrido en Túnez y ahora azota Egipto, el presidente del Congreso, José Bono se ha ido de viaje a cargo de los contribuyentes a Guinea Ecuatorial. Como ha dicho en UPyD el responsable de Política Internacional, Fernando Maura, el momento no parece ser el más oportuno, ni siquiera para los intereses de esas empresas española cuya presencia en Guinea dice Bono quiere reforzar con su delegación parlamentaria.


La coartada de que hay que tragarse el sapo y hablar con Obiang por la influencia que ha adquirido en la Unión Africana tras su nombramiento como presidente de honor de la Unión Africana no vale. Obiang ha movido sus hilos, los de las ganancias del petróleo, como lo hizo en la UNESCO para intentar legitimar su régimen. Intenta apuntalarse en la silla mientras el tsunami antitiranos que sopla en el norte del continente africano está ocupado con Mubarak porque, previsiblemente, cuando acabe con él, la ola seguirá la marcha contra otras dictaduras y quién sabe si el siguiente no pudiera ser él.


De hecho, lo primero que hizo al estrenar el título fue marchar a Washington a asistir Desayuno Nacional de Oración. Pensaba probablemente que su nueva condición de representante de todos los africanos iba a hacer cambiar el tono al portavoz del departamento de Estado Phillip J. Crowley que, pocos días antes, lo tachado inequívocamente de dictador repugnante. Pero, al parecer, lo que le dijeron en Washington es que su nombramiento sólo sirve para desprestigiar a la Unión Africana y restarle fuerza a los argumentos de la legitimidad democrática con la que en Costa de Marfil, por ejemplo, se intenta eliminar Laurent Gbagbo y apoyar a su rival Uattara.


Vamos, que después de haber comprobado con Túnez el poderoso impacto que pueden tener los comunicados que tuitea Crowley a favor de los oprimidos, Obiang debía estar impaciente por ganar voluntades en Washington a favor de comunicados benévolos. Ahora debe estar que no vive porque, a pesar de sus esfuerzos, Obama no quiso hacerse una foto con él en Washington y, evitó su compañía a solas.


Momento ideal, pues, para que desde España se presionase a Obiang para que tome medidas antitsunami. Pero no, por lo visto, el Gobierno de Zapatero ha preferido seguir el mal ejemplo de Sarkozy con el derrocado Ben Alí, al que protegió hasta el último momento con planes de envío de fuerzas antidisturbio francesas incluidos para acabar con la revuelta como Alá manda.


Las declaraciones de Bono van por el camino contrario, el de animar a Obiang a perseverar en sus crímenes y en la rapiña de los ingresos petroleros. Así que no nos extrañemos de que un día los intereses comerciales de España tengan que apechugar como los franceses en Túnez, con las graves secuelas del rencor del pueblo contra quienes no quisieron escuchar su voz. Quién sabe si entonces no tendremos que pasar por el mal trago por el que están pasando los franceses al descubrir que la sordera de sus políticos tenía mucho que ver con los efectos adversos para el oído de tantas vacaciones y cruceros regalados a costa del contribuyente tunecino.


Por el momento, que Bono no diga que nadie le dijo nada, porque en Malabo el escritor y bloguera Juan Tomás de Ávila Laurel le ha escrito una carta con un duro acuse de recibo: el comienzo de una huelga de hambre con la que pone su vida en manos del presidente del Congreso de los diputados de España. Aquí tenéis la información.

PD. Ya he visto los comentarios en el anterior post sobre el conflicto saharaui. Prometo contestar.




sábado, 5 de febrero de 2011

SÁHARA: EL PELIGRO PARA MARRUECOS DE LOS RESCOLDOS DE GDAIM IZIK


Participantes de la reunión saharaui que el pasado día 29 hizo en Marrakech balance de los dramáticos sucesos de Gdaim Izik y reivindicó el arranque de la protesta del campamento. Mohamed Fadel Alí Brahim asoma el segundo de izquierda a derecha.

Ya en noviembre hubo unanimidad en que el plante del campamento Gdaim Izik, a 18 kilómetros en El Aaiún, había arrancado como una protesta saharaui para exigir trabajo y una vida digna. La noticia de una reunión celebrada en Marrakech el pasado día 29, a la que asistieron unos cien intelectuales, empresarios y líderes tradicionales saharauis, parece confirmar el dato que convierte esta revuelta en el precedente de esa explosión de indignación popular que en Túnez acabó con Ben Alí y en Egipto ha acorralado a Hosni Mubarak.

Las fuerzas de ocupación marroquí sofocaron la protesta con una masacre que, del campamento, se extendió a El Aaiún. Aquello se quedó en un conato pero las desapariciones de saharauis, las detenciones arbitrarias, las palizas, los saqueos de viviendas donde se degolló, violó a las esposas, hermanas y madres, apaleó a los niños y se arrasaron los bienes tanto de los que se manifestaron como los que no, han dejado unos rescoldos que podrían prender el incendio en un ambiente que, con lo de Túnez y Egipto, tiene ahora doble motivo para calentarse.

Reflejo de este estado de ánimo es que, ante luz y taquígrafos (la reunión estuvo abierta a la presencia de la prensa marroquí), los participantes del evento en Marrakech fueron subiendo a la tribuna de oradores para hacer balance de la tragedia que se desencadenó con el asalto militar marroquí al campamento. No fue precisamente para apoyar la versión oficial con la que el régimen de Mohamed VI, con la ayuda de sus aliados los Gobiernos de Sarkozy y Zapatero, ha intentado ocultar la verdad atribuyendo la revuelta a un sórdido contubernio manejado por islamistas de Al Qaeda conectados al Polisario.

El comité organizador del acto de Marrakech ha rechazado esta versión y ha cuestionado el informe de la comisión parlamentaria a la que el Gobierno de Rabat encargó una investigación de lo ocurrido. Como prueba de que Rabat ha mentido, los saharauis que hablaron en Marrakech se han declarado sin tapujos como los responsables del comienzo de la protesta. Dato importante, han lanzado una dura advertencia al régimen de Mohamed VI en un comunicado final: las causas que desencadenaron la protesta persisten y amenazan con conducir a “más tensión social y política” y, para desactivar el peligro, las autoridades deberían empezar por liberar a los detenidos.

El mensaje es claro en un momento en que todos los autócratas y dictadores, incluso más al sur del Sáhara, miran de reojo la ola del tsunami por si acaso cambia súbitamente de rumbo y les alcanza. Cada uno hace lo que puede para prevenir la llegada de la ola. Unos, como es precisamente el caso de Mohamed VI, saboteando las citas en Facebook para que no prospere el llamamiento a la explosión de la ira en su contra que ya se ha hecho para el próximo día 20. Otros, como es el caso de Abdelaziz Bouteflika en Argelia dándose prisa en eliminar motivos de disgusto con medidas como las que el pasado jueves han acabado con el toque de queda que llevaba vigente en el país desde hace 19 años. Pase que lo que pase, pues a Bouteflika también le amenaza una convocatoria de manis, a Obama, le ha gustado su maniobra acompañada por la solemne promesa de dar también mayor manga ancha a los partidos de la oposición.

Vamos, que no es momento, ahora que EEUU le ha advertido a los autócratas árabes que se acabaron las contemplaciones con sus métodos represivos, de sofocar posibles brotes de descontento popular como Mohamed VI hizo en noviembre en El Aaiún. De ahí que resulte difícil comprender esas informaciones que hablan de reuniones secretas entre el Frente Polisario y Marruecos y que, según se dice, podrían desembocar en la implantación de un plan Baker II que los invasores alauitas rechazaron cuando se sentían fuertes.


¿INICIATIVA DE TRIBUS SAHARAUIS?


Volviendo a lo de la reunión saharaui de Marrakech. La información sobre el evento fue recogida por varios medios marroquíes
en lengua árabe (otro ejemplo es la página del diario Al Watan de la imagen a la derecha) que incluyeron el texto del comunicado final. En estas crónicas se subraya que el encuentro fue el asunto de una sola tribu, los Ait Lahsen. Al enterarme de que entre los asistentes se encontraba Mohamed Fadel Alí Brahim, el antiguo funcionario de Hacienda en la provincia española del Sáhara del que ya hablé en este diario (leer aquí y aquí), le pregunté si se trataba de una iniciativa tribal.

Me reconoció que, efectivamente, la reunión fue convocada por un comité integrado exclusivamente por gente de los Ait Lahsen pero, insistió, la razón de ello no tiene que ver con ninguna estrategia tribal sino con la pura dinámica de los hechos. Me contó que los Ait Lahsen, a los que él pertenece, forman parte de la tribu fronteriza de los Tecna que, como otros grupos saharauis, tienen parientes a un lado y otro de las fronteras del Sáhara. Su ubicación en torno al límite septentrional del territorio, les hizo sospechosos (ya en tiempos de la colonia española) de simpatizar en exceso con los sultanes alauitas. Tanto, que el propio rey Hassán II, padre de Mohamed VI, apostó por ellos cuando en 1991 movió ficha para inflar con supuestos simpatizantes de la anexión, el censo de votantes para el referéndum de autodeterminación que la ONU iba a organizar para el Sáhara: los parientes de Mohamed Fadel a los que la colonización había dejado del otro lado de la frontera, formaron el grueso de la avalancha de miles de colonos de lo que se llamó la Segunda Marcha Verde sobre El Aaiún.

Al final, el referéndum de la ONU no se celebró y estos Ait Lahsen llegados del sur de Marruecos, fueron relegados en una barriada de miserables chabolas de El Aaiún. De nada ha servido que reclamasen trabajo y, sobre todo, terreno para construir una vivienda digna porque en la ciudad no quedan fincas disponibles. La culpa no sólo es del desmesurado crecimiento que ha experimentado la ciudad sino, sobre todo, de la estrategia con la que los representantes de Rabat han pagado los servicios del que sí es su abnegado peón, el líder del Corcas Jalijenna Uld Rachid. Por lo visto, las historias que circulan por El Aaiún sobre la codicia y amasamiento de riquezas de este oscuro personaje y su familia, nada tienen que envidiar a las que en Túnez alimentó el clan de los Trebelsi.

Hartos de la situación, esta comunidad de damnificados saharauis constituyó un comité de representantes que se encargaron de transmitir al Gobierno de Rabat un “hasta aquí hemos llegado”. Como vieron que no se tomaban en serio sus demandas, se marcharon de El Aaiún a plantar las primeras jaimas de lo que pasó a ser el campamento de Gdaim Izik. Pronto se les unieron saharauis de otras tribus como los izarguiyin y los erguibats.

Mohamed Fadel no estuvo en el El Aaiún durante los días de batalla campal, aunque sí tiene parientes víctimas de la represión. Pero dice que, según lo que se contó en Marrakech, el tribalismo asomó en el campamento cuando el comité saharaui que negociaba una solución con las autoridades, rechazó la exigencia de que Jalijenna Uld Rachid apareciese como el responsable del final feliz. El acuerdo estaba a punto pero, el jefe del Corcas no sólo reaccionó empujando para que los marroquíes entrasen a saco en el campamento, sino que avisó a los suyos (erguibats) que estaban allí, dándoles la consigna que abandonasen el recinto. La buena noticia es que no le hicieron caso.

¿Y ahora qué? El comunicado de los Ait Lahsen dice que hay que seguir con lo que la represión sólo interrumpió. Exigen que se acabe con esa exclusión tribal que arrastran por ese injusto estigma de promarroquíes pero, dice Mohamed Fadel, sus planteamientos están abiertos para que, como en los campamentos, todo el que sienta que tiene que luchar por sus derechos, se una. Para que no haya dudas puso mucho énfasis en ello en su intervención en Marrakech y en una carta que envió a los demás asistentes días después. Para quienes quieran leer su texto, aquí lo tienen en este enlace.

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