Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

domingo, 9 de junio de 2013

Marruecos, el Sáhara Occidental y la Unión Africana. Más que una batalla diplomática, una farsa mediática



Nkosazana Dlamini-Zuma y Ban Ki-moon en una cumbre sobre desarrollo en Japón, el 1 de junio.
Foto: UN Photo/Rick Bajornas

Las declaraciones de la presidenta de la Comisión de la Unión Africana, UA, Nkosazana Dlamini Zuma sobre el conflicto saharaui indican que la diplomacia marroquí no tenía ninguna posibilidad en la reciente XXI cumbre celebrada en Addis Abeba de regresar a esta organización a costa de la expulsión de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).  

“Marruecos tiene que poner fin a la ocupación del territorio saharaui y la persecución de la población saharaui”, ha dicho cuando la cumbre ya había finalizado, la que fue ministra de Exteriores de Suráfrica hasta que en julio de 2012 se convirtió en la primera mujer que preside la Comisión de la Unión Africana.

La contundencia de lo dicho por Dlamini Zuma se suma a las declaraciones durante la cumbre hizo de Ramtane Lamamra (responsable de la Comisión de Paz y Seguridad de la UA) y los actos y gestos que han dado protagonismo a la causa saharaui en la XXI cumbre de la Unión Africana. Todo indica que más que un revolcón, la diplomacia marroquí se ha llevado un batacazo en el frente africano. Me refiero a la intervención con la que, poco antes del comienzo de la reunión  en Addis Abeba, el embajador de la República Centroafricana, Ismaila Nimaga, gracias a su título de "decano" de los embajadores africanos en Rabat, se prestó a crear la ficción de que las pretensiones anexionistas con el Sáhara Occidental cuentan con grandes y poderosos apoyos en la Unión Africana (quien no se acuerda que pinche aquí)

 La actuación de Nimaga, sin embargo, parece que forma ya parte de un ritual mediático habitual en estas épocas del año. Si tiramos de hemeroteca, en mayo de 2012, coincidiendo también con el Día de África y los preparativos de otra cumbre en Addis Abeba, Nimaga hizo unas declaraciones casi idénticas sobre el supuesto papel fundamental que juega Marruecos en el desarrollo de África y su posible regreso a la Unión Africana. 

Al igual que ha ocurrido este año, en 2012 los medios oficialistas titularon seguidamente que "Los embajadores africanos en Rabat piden el regreso de Marruecos a la UA". Como se creó la idea de que había una batalla diplomática en marcha, tras la cumbre en Addis Abeba hubo quien tuvo que aclarar que las expectativas creadas no se habían cumplido: "No hay regreso de Marruecos en el seno de la Unión Africana", titularon algunas publicaciones.   

Este año ni siquiera ha habido aclaraciones sobre el desenlace del supuesto intento marroquí por volver a la UA, expulsando a la RASD. Como si la supuesta batalla diplomática sólo hubiese existido en el guión de una farsa mediática dirigida a insuflar moral de combate a la opinión pública marroquí.




 

lunes, 3 de junio de 2013

Hollande dice que la sucesión del presidente Buteflika no tiene porqué llevar Argelia al caos


Los presidentes François Hollande (izquierda) y Abdelaziz Buteflika en su encuentro en Argel en diciembre.



La perspectiva de que el presidente argelino Mohamed Buteflika no salga del último bache de su precaria salud abre dos hipótesis sobre el futuro de Argelia. Una apuesta porque, aunque no volviese de Francia con vida, el Frente de Liberación Nacional llevará a cabo su sucesión sin problemas. La otra, se sitúa en el extremo opuesto y no sólo prevé que en el FNL no van a tener la capacidad de liderazgo necesaria para una transición pacífica, sino que ello va a costarle al país un estallido social que lo sumirá en el abismo del caos.

Mientras el presidente Buteflika sigue hospitalizado en París y crecen los rumores de que está clínicamente muerto, el Gobierno en Argel asegura que el jefe de estado evoluciona favorablemente y, aunque falleciese, todo está bajo control. Pero, en los más de treinta días que el presidente lleva ingresado en Francia no ha hecho ninguna aparición ante las cámaras y, suponiendo que sea verdad que la sucesión está atada y bien atada, el Gobierno argelino no responde a preguntas sobre posibles nombres.

Para los partidarios de la tesis pesimista este silencio radio es un síntoma de que, entre bastidores, no sólo no tienen preparada un plan B sino que hay una pelea por la sucesión que no promete nada bueno. El vacío de poder y las divisiones, dicen, facilitarán que se encienda la mecha de esa “primavera árabe” que pasó de largo por este país pero podría prender en cualquier esquina porque el pueblo tiene motivos para estar insatisfecho. De ahí que los medios que exponen esta preocupación por el futuro de Argelia no se pierdan ni una noticia sobre disturbios, especialmente si son en el sur sahariano, huelgas, reivindicaciones sindicales o el descontento provocado por los escándalos de la corrupción de altos cargos.

La tesis pesimista tiene firmes y amplios apoyos en Francia donde tanto en la derecha como en la izquierda subsiste un fuerte resentimiento contra el FNL que rompió sus sueños coloniales en los años sesenta. Pese a sus invocaciones y maniobras para librarse de esta generación de antiguos rebeldes, los dirigentes del FNL lograron mantenerse a flote hasta hoy y sin renunciar a una política que en París tachan de antifrancesa. La conexión que en Argel se suele hacer entre este rencor neocolonial y, por ejemplo, el apoyo dado desde París a ciertos sectores islamistas en los peores momentos de lo que allí llaman la guerra contra el terrorismo de los años noventa, ha sido motivo de muchos sinsabores franco-argelinos. 

El presidente François Hollande, sin embargo, prometió en su histórica visita a Argel en diciembre que su gobierno iba a acabar con estas dobleces para iniciar así esa colaboración que está teniendo su primer brote verde en la gestión del conflicto maliense. Quizás por ello,  Hollande haya decidido el pasado viernes evitar posibles malentendidos que malogren su giro haciendo unas declaraciones muy coincidentes con lo que dicen en Argelia. No cree, dice Hollande que la sucesión de Buteflika entrañe ningún riesgo de marcha hacia al caos porque las instituciones argelinas son de lo más sólidas. Además, él es optimista incluso sobre la salud del presidente y dio  a entender de que todavía hay esperanzas de que pueda recuperarse y volver muy pronto a su país.

Llama la atención que la tesis pesimista tiene mucho pábulo en los medios dedicados a atacar la causa saharaui. Las noticias negativas con las que se regodean en sus publicaciones, especialmente las electrónicas, sobre los supuestos errores del Gobierno argelino, contrastan con los datos positivos que apuntan a Marruecos como una isla de estabilidad política y polo de desarrollo económico regional. 

En su afán por demostrar que la caída del tradicional rival de Marruecos en la región es inminente, hay quien incluso llega a decir que es la certeza que tienen los franceses sobre el mal camino que lleva Argelia la que les ha decidido a deshacerse de su participación en el Medgaz, el gaseoducto argelino que une Argelia con la costa de Almería. Se trata del 12% de este tubo de enorme importancia estratégica para España y Europa y que estaba en manos del francesa GDF Suez y por el que van a optar las multinacionales españolas Gas Natural Fenosa y Cepsa. Ambas reforzarán asi su posición en unos momentos en que la dependencia española del gas argelino sigue creciendo y ya supera el 54, 8%.

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